Desde 1874 a 1891 la Colonia Jesús María adquirió la categoría de Municipalidad, la cual era una declaratoria más en papel que en la realidad, dado que resultaba difícil sostener, en una población con escasos recursos materiales y en plena lucha por la subsistencia, la complejidad de un gobierno municipal. Además todavía no estaba resuelto el lugar geográfico que ocuparía el distrito urbano, cuya definición dentro de la colonia provocaba tensiones y disidencias entre los pobladores asentados.

Los historiadores de la localidad de Timbúes, Carlos Marc y César Mansilla, llamaron a este suceso la “revolución femenina”. Fueron las mujeres las que decidieron resolver el problema enfrentando a los pobladores que quisieron trasladar la sede urbana hacia otro lugar del municipio. Revolución, rebelión o revuelta, fue la insistencia y el protagonismo de un grupo de mujeres la que ganó el pleito y dio por terminado el conflicto. Estos fueron los  episodios de aquel particular episodio: El señor Valentín Bergamino, con fecha 16 de mayo de 1875, donó una fracción de terreno con destino a una plaza, a la que se da el nombre de “25 de Mayo”, loteó los terrenos circundantes, movió sus influencias con el objeto de fijar el asiento de la población en los terrenos de su pertenencia.

Temerosos los pobladores de que el traslado de los edificios comunales y representativos al lugar donde proyectaba hacerlo el señor Bergamino, afectara sus intereses, inician conversaciones entre ellos buscando una solución al problema. Por otro lado, ya existía un sector del distrito poblado desde el año 1869-70, por donde pasaba el camino real, hoy Ruta Nº11 que contaba con una capilla, la plaza del Carmen, casas de pobladores, oficinas públicas en construcción, incluyendo el proyecto de una estación de trenes. Esa población se vería afectada frente a la posibilidad de traslado de los servicios que ya disponía.

Pero los partidarios del señor Bergamino, con apoyo de las autoridades, deciden trasladar el asiento de la Municipalidad, y por ende el del pueblo, a la vecindad de la Plaza “25 de Mayo”. El enfrentamiento finalmente se produjo cuando decidieron hacer efectivo el traslado de la municipalidad.

Los hombres, quizás sorprendidos, quizás indiferentes, no parecían oponerse al proyecto; pero el 27 de octubre por la mañana las mujeres se agolparon en la plaza del Carmen y marcharon con los más variados instrumentos agrícolas sobre el “pueblo nuevo”, distante a tres kilómetros, de este modo tres carros cargados  entre 80 y 100 mujeres, manejados por ellas con la consigna “Abajo la municipalidad! Abajo!” arribaron a la naciente plaza a las 11 de la mañana, y luego de pronunciar discursos, se dividieron en grupos, sacaron todos los árboles recientemente colocados, quemaron una pirámide de madera, arrancando la inscripción que se hallaba en lienzo, llevándoselas en señal de triunfo. En menos de una hora, aquel proyecto de pueblo estaba “todo borrado”.

Los periódicos de la época titularon a aquellas mujeres como “furias salidas del infierno”, según la misma fuente, una de las armas que utilizaron fue la pimienta, que tiraban a los ojos de quienes osaban hacerles frente.

Luego de una serie de acciones y escaramuzas, mujeres presas, fuerzas policiales marchando desde San Lorenzo, colonos protestando, los incidentes alcanzaron tan magnitud que el 1º de noviembre fue necesario pedir la intervención del Jefe Político de Rosario, Don Manuel Medina, para aplacar los ánimos. Cuatro mujeres fueron llevadas a caballo a Rosario al jefe de policía de esa ciudad. Sólo se conoce el nombre o apodo de tres de ellas: “La María, la petisa y la Sardeña”.

Estos disturbios demoraron cerca de diez años la delimitación oficial del distrito y reflejan las tensiones, conflictos, relaciones de poder, los roles de lo masculino y femenino en las nacientes colonias santafesinas a finales del siglo XIX.

Todavía nos queda mucho por rescatar de aquellos sucesos, una historia que refleja la pampa húmeda como un territorio no carente de conflicto, de proyectos en pugna, en la cual un grupo de mujeres marcaron y lucharon por un destino, en un lugar donde todo estaba por definir. Solo nos quedan pocos datos de ellas, protagonistas olvidadas de la historia, de una rebelión que marcó un punto sin retorno, que definió el actual lugar en el mundo de un pueblo.

Escrito por el profesor de historia: Ricardo Celaya. 

Foto: Ilustración de Mariano Taibo

Bibliografía:

DOCOLA, Silvia, PUIG, Mónica, SAN FILIPPO Luis, “La revolución mujeril en Jesús María en 1875. Del discurso a la acción, estrategias para la construcción/destrucción de pueblos en las colonias agrícolas de Santa Fe 1870-1875”, Laboratorio de Historia Urbana de la Facultad de Arquitectura de la UNR, 2013.

LA VOZ DEL PUEBLO, “Reseña Histórica”, Nº429, Timbúes, diciembre 25 de 1953

MANSILLA, César; MARC, Carlos “Nuestro pueblo, su historia” Comuna de Jesús María. Ed. Atlántica. Pueblo Díaz, 1974.

PASQUÍN, Marisa Inés, “Origen de un pueblo: Paradigma de una región, Historia de Puerto General San Martín 186-1930”. UNR Editora, Rosario, 2009.