Por Nicolás Baez De Santis, Ricardo Celaya

Hace casi 120 años atrás un pequeño grupo de italianos, procedentes del pueblo de Montenero di Bisaccia, provincia de Campobasso, Molise, traen un lienzo que atraviesa el Atlántico de la patrona de su pueblo, la cual es venerada todos los años en Timbúes. Una historia de fe e identidad.

¿Qué es la identidad? una pregunta que tiene diversas respuestas, lo propio a veces es muchos, es el encuentro permanente con el otro, es el único lugar que no nos abandona, puede estar en el lenguaje, en lo que uno cree. Bajo esta idea un pequeño grupo de italianos, procedentes del pueblo Montenero di Bisaccia, residentes en Rosario y región, sintiendo la necesidad de continuar venerando a la patrona de su localidad, deciden tomar la iniciativa y encomendar la confección de una copia del cuadro existente en la iglesia de su pueblo de origen. Entre los pioneros se encuentran José Dadamo, Nicolás Carugno, Lorenzo Olivieri, Antonio Duvorosso y Mateo Colagioia. Se le suman entre otros Carmen Miserere, María Josefa Palma, Blas Dadamo, Nicolás y César D’Anunzio y José Potalivo.

Dicha imagen fue confeccionada en Italia sobre fina tela, bordada a todo color, arribando a la aduana de Buenos Aires en el mes de agosto de 1902. Posteriormente llega a la ciudad de Rosario donde recorre algunas casas de familia y se le confecciona un marco y caja decorativa de madera.

Después de tres meses aproximadamente, a pedido de uno de los integrantes del grupo y con el objeto de que fuera vista la imagen por otros paisanos, es llevada por Mateo Colagioia, en su coche de plaza, a la por entonces Colonia Ricardone. Allí fue ubicada en la casa de la señora Anita Bollero, la cual borda con hilos de oro la leyenda que figura al pie. Después de unos días es trasladada a la Colonia Jesús María (Timbúes), donde también había  paisanos colonos deseosos de contemplarla y se deposita en la primitiva capilla que fuera hecha construir por don José María Cullen, fundador del pueblo. El destino final de la imagen originalmente debía ser la Iglesia Santa Rosa, de Rosario, de acuerdo a lo que se había programado al traerla, pero luego de llegar a Timbúes, no se hicieron gestiones y la imagen termina quedando asentada en la localidad.

Antigua Iglesia de Timbúes

Los primeros festejos se llevaron a cabo el día 3 de enero de 1903, tanto era el fervor religioso de los fieles de la época que no pudieron esperar hasta el día 16 de mayo, que era la fecha conmemorativa. Posteriormente en el año 1939 bajo proyecto del arquitecto Carlos Vescovo se construye el altar para la imagen en la nueva iglesia, el mismo consta de un pedestal y mesa revestidos de mármol cipolino, con dos columnas entorchadas del mismo mármol con capiteles de bronce fundido y coronado con un arco de medio punto, formando el conjunto una hornacina en la que se alberga el cuadro con la imagen de la Virgen.

Para los festejos del año 1973 se construye una carroza alegórica que representaba la gruta de Montenero di Bisaccia, montada sobre una plataforma con dos ruedas y tirada por tractor, la cual durante algunos años desfiló junto a la procesión.

En el mes de mayo de 1978 la imagen vuelve por primera y única vez a Rosario para llevarse a cabo una novena en la parroquia María Madre de la Iglesia, el día 14 de mayo regresa a la iglesia de Timbúes, trasladada en procesión, acompañada por una multitud ubicada en doce colectivos más otros vehículos.

¿Cómo habrán sido aquellas plegarias a principios del siglo XX? ¿Puede una imagen vencer la distancia y la nostalgia? Cada 16 de mayo la comunidad de Timbúes y miembros de la colectividad molisana del sur de la provincia conmemoran el culto a la Virgen de Bisaccia, única e inédita en el país, siendo el resultado de una historia de fe, identidad y migraciones entre Timbúes y un rincón de Italia.

Montenero di Bisaccia

Imagen en Timbúes