La NASA está llevando a cabo un exhaustivo monitoreo de un asteroide denominado 2024 YR4, el cual tiene un diámetro de entre 40 y 90 metros y se encuentra en una trayectoria que podría llevarlo hacia la Tierra en 2032. Aunque las probabilidades de impacto son relativamente bajas, con un 1,5% de probabilidad, los expertos de la agencia espacial estadounidense no subestiman el peligro potencial que representa este bólido. En caso de colisión, las consecuencias serían devastadoras, especialmente si el impacto ocurre en una zona densamente poblada.
La preocupación de la NASA llevó a la agencia a colaborar estrechamente con otras potencias espaciales, como la Administración Nacional Espacial de China (CNSA), la agencia espacial rusa Roscosmos y la Agencia Espacial Europea (ESA). Juntas, estas entidades están trabajando para rastrear la trayectoria del asteroide, obtener información más precisa sobre su movimiento y estudiar las opciones disponibles para mitigar el riesgo. Aunque la situación es aún incierta, la cooperación internacional se presenta como una pieza clave en la defensa planetaria.
Si las agencias espaciales determinan que es probable que el asteroide impacte la Tierra, podrían enviar un cohete armado con explosivos hacia la roca para desviarlo o destruirlo. Sin embargo, los expertos advierten que cualquier declaración sobre el uso de armas nucleares o explosivas es prematura, ya que todavía están en la fase de observación y planificación.
El director del proyecto de la Nasa afirmó que “tenemos mucha información y hay que tenerla en cuenta“, y que “podría acabar sin ser un peligro en absoluto”. Sin embargo, también destacó la importancia de permanecer en guardia y preparados para cualquier eventualidad.