La llegada de la primavera en Argentina cada 21 de septiembre se celebra con una tradición colorida: regalar flores amarillas. Esta costumbre, que cobró especial relevancia en las redes sociales, especialmente entre los jóvenes, tiene un origen que se remonta a la novela juvenil “Floricienta”, emitida en 2004. La serie, protagonizada por Florencia Bertotti, dejó una huella en una generación y su famosa canción “Flores Amarillas” se convirtió en un ícono cultural.
En uno de los episodios más recordados, el personaje de Franco Fritzenwalden, interpretado por Benjamín Rojas, sorprende a Florencia con un ramo de flores amarillas, simbolizando amor y esperanza. Esta escena resonó en los corazones de muchos fanáticos, y su impacto se revitalizó en 2014 con el regreso de Bertotti a los escenarios y el estreno de la obra teatral “Margarita”. Desde entonces, regalar flores amarillas evolucionó en un gesto que celebra no solo la primavera, sino también la conexión entre las personas.
Más allá de su origen mediático, las flores amarillas tienen significados simbólicos profundos. Tradicionalmente, el color amarillo se asocia con la alegría y la felicidad, amistad, amor y cariño. En este contexto, regalar estas flores puede ser una forma de expresar afecto y deseos de nuevos comienzos. Es importante señalar que en algunas culturas las flores amarillas pueden tener connotaciones negativas, como traición o envidia.
La popularidad de esta tradición fue impulsada por las redes sociales, donde cada 21 de septiembre miles de usuarios comparten videos e imágenes de este gesto.
Entre las flores más elegidas para regalar en esta fecha destacan los girasoles, que simbolizan alegría y vitalidad. También son populares las rosas amarillas, asociadas con la amistad, y los tulipanes amarillos, que representan esperanza y buenos deseos.