El 24 de marzo de 1976, Argentina vivió uno de los momentos más trágicos de su historia, cuando las Fuerzas Armadas, en un golpe de Estado, derrocaron al gobierno constitucional de Isabel Perón. Este golpe dio inicio a un régimen de terrorismo de Estado que se extendió hasta 1983, con el objetivo de erradicar cualquier forma de oposición política, social y cultural. Durante esos años, la represión alcanzó niveles inimaginables: miles de personas fueron secuestradas, torturadas y desaparecidas, en su mayoría militantes políticos, activistas y ciudadanos comprometidos con la democracia.

Esta fecha se conmemora cada año como el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, una jornada destinada a recordar a las víctimas y exigir justicia por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la dictadura. Durante las últimas décadas, se logró juzgar y condenar a muchos de los responsables de esos crímenes, aunque aún persisten casos sin resolver. 

Uno de los elementos más destacados de esta conmemoración son las marchas que se organizan en todo el país, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires, donde miles de personas se reúnen en la Plaza de Mayo para recordar a los desaparecidos y exigir justicia. Estas marchas son un acto de unidad que trasciende las diferencias políticas y sociales, y se convierten en un símbolo de la lucha por los derechos humanos y la democracia. Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, quienes desde el comienzo de la dictadura exigieron la aparición con vida de sus hijos y nietos, siguen siendo figuras clave en estas movilizaciones.

El 24 de marzo también es un recordatorio del valor de la democracia y la importancia de defender los derechos humanos. La dictadura, al buscar erradicar la disidencia, intentó borrar la libertad de expresión y de pensamiento, pero con el regreso de la democracia en 1983, la sociedad argentina comenzó a reconstruir su camino.

La memoria histórica es crucial para evitar que se repitan los horrores del pasado. Las nuevas generaciones deben conocer y entender lo que sucedió durante la dictadura, no solo para honrar a las víctimas, sino también para fortalecer la democracia y el respeto por los derechos humanos. Las actividades educativas y los testimonios de sobrevivientes son esenciales para transmitir la importancia de la memoria colectiva.

El 24 de marzo es un día para recordar a las víctimas, sus familias y aquellos que lucharon por la libertad en un contexto de represión. Cada marcha, cada acto, y cada homenaje es un acto de resistencia frente al olvido y un compromiso con la verdad y la justicia.