Cada 20 de diciembre, se celebra el Día Mundial de la Sangría, un día especial para rendir homenaje a esta bebida que  traspasó fronteras, conocida por su sabor afrutado y su versatilidad. La sangría, una mezcla de vino, frutas y, a veces, otros ingredientes como licor, gaseosa o especias, es especialmente popular en países de habla hispana como España y Portugal, aunque también se disfruta en América Latina y otras regiones. Su refrescante sabor y la posibilidad de adaptarla a diferentes gustos la convirtieron en una opción favorita en las reuniones familiares y celebraciones.

El origen de la sangría es objeto de debate, aunque se cree que puede haber nacido en diferentes regiones como España, Grecia o Inglaterra. Algunos estudios sugieren que los campesinos españoles y portugueses comenzaron a preparar una bebida similar combinando vino con frutas a principios del siglo XIX, mientras que otra versión sitúa su creación en el siglo XVIII, cuando marineros británicos crearon una mezcla de ron con frutas y especias en las Antillas. Lo cierto es que, independientemente de su origen, la sangría perduró y evolucionó a lo largo del tiempo, convirtiéndose en una bebida tradicional en muchos países.

La receta de la sangría varía según la región y el gusto personal, pero en general, su ingrediente principal es el vino, que puede ser tinto, blanco o incluso sidra. Se le añaden frutas como manzanas, peras, duraznos, piña y limón, y se endulza con jugo de naranja o azúcar. También es común agregar licores como brandy o licor aromatizado y, en algunas versiones, especias como la canela. Para aquellos que no desean consumir alcohol, existe el ponche de sangría, una versión sin vino, ideal para los más pequeños. Además de ser deliciosa, se le atribuyen beneficios para la salud, como la mejora de la circulación sanguínea y la prevención de la pérdida auditiva cuando se consume de manera moderada.

Celebrar el Día Mundial de la Sangría es una excelente manera de disfrutar de esta bebida refrescante con amigos y familiares. Puedes preparar tu propia versión, adaptada a tus preferencias, ya sea una sangría tradicional o una sin alcohol. Además, esta bebida es perfecta para las fiestas y reuniones de fin de año, ya que es fácil de hacer, económica y agrada a todos.