Entre las consecuencias que trajo aparejadas la crecida de los ríos, sobre todo del Paraná, se encuentra el desplazamiento de animales silvestres que llegan en gran número a la costa, tomando por sorpresa a los vecinos. Decenas de nutrias, algún que otro carpincho y mulas aparecieron en los últimos días en diversas localidades de la región. Proteccionistas piden no golpearlas y dejarlas tranquilas.

Emilio Podio es veterinario y hoy dialogó en exclusiva con FM IRÉ y confirmó la presencia de estos animales: “Como la superficie de las islas está muy disminuida, buscan refugio y amparo en la costa y de esa manera terminan acercándose a lugares donde está la gente y donde no es común verlos”.

Además de las nutrias, que se han observado en gran cantidad, también pueden encontrarse, sobre toda en la zona del Puente Rosario-Victoria, la presencia de carpinchos, en las mismas condiciones que las nutrias.

En caso de encontrar uno de estos animalitos, Podio dejó algunas indicaciones: “Aconsejamos evitarle sufrimiento al animal. Son animales que viven tranquilos en su hábitat y no molestan, cuando las aguas bajen volverán a su espacio natural. Es importante no perjudicarlos”, dijo el especialista y añadió: “Estas situaciones atípicas generan una pérdida ecológica muy grande; se produce un impacto en su población, el cual va a costarles recuperar”.

En el mismo sentido, Emilio continuó: “Esto es una situación de emergencia y estos animales están fuera de su lugar, de la misma forma que le pasa a una persona que sufre las consecuencias de las intensas lluvias. Ellos van a volver a su espacio porque es ahí donde están cómodos y se sienten refugiados”.

Según indicó el veterinarios, estos animales son inofensivos. “Hay que tratar de tener paciencia, no dañarlos y cuidar que nuestros perros no los lastimen”.

Muchos ciudadanos creen que éstos traen enfermedades que puedan perjudicarlos. Sobre esto, Podio señaló: “Estos animales no están enfermos, sólo están agotados. No tienen virus, bacterias, ni nada que los pueda enfermar. De cualquier manera, si alguien pretende comerlos, cuando el animal estuvo muy estresado producto del sacrificio, la carne no es buena para ser ingerida. De comerse, no nos va a hacer mal, pero el sabor no va a ser bueno”.

Para finalizar, el especialista indicó que aunque podamos verlos quieto en realidad lo están porque están agotados, cansados de nadar y de no llegar a su hábitat. Pero además ellos creen que nosotros los vamos a atacar.