Por Rogelio Bella
Las nieves del tiempo platearon mi sien -reza el tango Volver de Gardel y Le Pera- y así de impiadoso ha sido el paso de los 70 años de vida transcurrida con la cabellera de este morocho de rasgos fuertes y voz profunda, entradora. Luis Ángel “Joe” Sullivan llegó al mundo allá por 1949 en la localidad de Lucio V. López, pueblo que despereza su tranquilidad a la vera de la Ruta Nacional 34 y del Río Carcaraña. Habla mucho, dice claro y cuando habla cada palabra es acompañada por algún movimiento. Ya sea juguetear con el barbijo -elemento que se ha vuelto indispensable en éstas épocas de pandemia- que dejo sobre la mesa o bien gesticular como queriendo darle mayor énfasis a las palabras que salen de su boca.
Comenzó su carrera futbolística en Estudiantes de Lucio, de esa época recuerda lo complicado que era llegar a la cancha -quedaba en el camino de tierra que une la localidad con la ciudad de Carcaraña- “teníamos que irnos en bici y cuando llovía era muy complicado llegar a los entrenamientos”, nos cuenta y también rememora los lejanos tiempos en que jugaba en tercera y los Domingos tempranito se subían a un camión que los llevaba a la cancha en la que ese día le tocara disfrutar de su romance con la pelota. Luego, nos detalla su paso por Boca Juniors de Serodino y su actuación -gol incluido- en lo que fue el último clásico que se disputo en aquella localidad. ” Vino el centro y se la clave de cabeza al arquero al ángulo, imposible de atajar”, recuerda y en algún punto parece que en su cabeza está volviendo a vivir aquel momento.
Su carrera siguió en la que dicen fue la época más gloriosa de Central Córdoba de Rosario, allí se junto dentro de la cancha con los que hoy son sus grandes amigos de la vida. El “Indio” Gómez, Luis Berasain, Eduardo Quinto Pages, son algunos de los compinches que se sumaron a la tarde de la radio para dejarle un saludo a Luis y hacerle recordar algunas historias de ese pasado de gloria vivido en conjunto. Así el “Indio” le recordó aquella vez que metieron un ternero del canchero de Central Córdoba dentro del túnel por donde se sale al campo de juego “el túnel era muy empinado y el animal se fue hasta el fondo, no había forma de sacarlo, tuvieron que traer unos aparejos para levantarlo”, revive y cuenta que los querían matar en el Club.
Cambia un poco el tono de la charla cuando el “Joe” recuerda a su gran amigo el Trinche Carlovich, se nota que le duele la manera en que le quitaron la vida, se aprecia por la forma que toman sus palabras que ese dolor todavía está latente en su cabeza y en su corazón. Habla de su amigo con una profunda admiración, sabiendo que tuvo la suerte de compartir historia futbolística con uno de los mejores jugadores que ha dado nuestra tierra. “Estando él, el equipo tenía otra predisposición dentro de la cancha, todas las pelotas pasaban por él. No era muy rápido físicamente, pero mentalmente volaba”, se esfuerza por hacer notar los dotes más significativo del mejor de ellos y continúa “imagínate que en aquel tiempo en la C jugábamos treinta o cuarenta partidos por año -y había que jugar en esas canchas- y yo he visto años enteros en que no podían sacarle la pelota de los pies a Carlovich. No se le podían arrimar a menos de dos metros al Trinche, la calidad y la sutileza que tenía para manejar la bocha eran únicas”.
Los ojos se llenan de lágrimas, saca un pañuelo de tela del bolsillo trasero de su pantalón, creo que intenta -en vano- contener ese torrente de líquido que pretende escaparse por sus lagrimales. Todo esto es ocasionado por el saludo de sus hijos, ahí pasan Patricia junto a su marido y a sus hijos -los nietos de Luis-; también inunda el aire la voz de Darío y de Franco sus otros dos hijos. Con mensajes llenos de palabras hermosas y cariño impreso entre ellas emocionan a su padre, se nota que el “negrito” aparte de goleador, domador y tambero ha sido un gran padre de familia.