En la región hay centros de estudiantes consolidados y otros en formación. El trabajo conjunto y colaborativo dejó de ser un tabú de quejas para poner manos en acción a los objetivos comunes. Hoy en el día de los derechos de los estudiantes secundarios IRE propone un repaso regional.
En Timbúes el centro de estudiantes data desde 2011, en Oliveros desde 2017, en Serodino se conformó hace un mes, en Pueblo Andino el año pasado comenzó una especie de consejo de estudiantes con intenciones de convertirse en centro. En Monje, Puerto Gaboto, Carrizales y Maciel hasta el momento no tienen la organización estudiantil pero proyectan incorporarla.
En contacto con IRE, Bibiana Camuglia, directora de la escuela secundaria Juan XXIII, desde hace dos años comenzó a forjarse un centro de estudiantes con representantes de cada uno de los cursos. En 2018 por primera vez hubo elecciones, pero debido a que era una actividad incipiente solamente se conformó una lista, para la próxima renovación prevén que se presenten más. Apuestan a la perspectiva de responsabilidad ciudadana que genera.
En cuanto a los reclamos institucionales y las necesidades que pueden llegar a plantear los alumnos, la directora detalló: “Los reclamos deben canalizados de la mejor manera posible para que todos podamos crecer, y cuando se trata de críticas que sean constructivas para beneficio de todos”.
En ese sentido, cabe destacar que el centro de estudiantes culminó durante el receso escolar el proyecto de cambio de pizarrones en las aulas que no se encontraban en óptimas condiciones. “Cada propuesta es bienvenida, la charlamos y tratamos de llevarla adelante”, expresó Camuglia.
Entre las ideas actuales, se encuentran llevando a cabo, entre docentes y alumnos que tienen afinidad con algunas asignaturas, clases de apoyo para compañeros de los primeros años. Además organizan reuniones donde prevén qué proyectos pueden desarrollar.
“Las propuestas normalmente se las plantean a un docente o a mí directamente, trabajan muy bien, son respetuosos de la norma”, destacó la directora y amplió: “Algunas de estas normas las vamos a analizar en conjunto, porque si bien son necesarias, tienen que ir acompañando algunos procesos de cambio que se dan en la sociedad y me parece bien revisar”.
Asimismo, remarcó: “Más allá de lo que generan en la escuela, participar del centro implica un ejercicio de ciudadanía, sobre todo para quienes están por integrarse a otros órdenes de la vida donde las actividades requieren de compromiso, de reconocer otras opiniones, de llegar a acuerdos. Para nosotros es sumamente positivo”.