La soja de la campaña 2019/2020 registró un gran variedad de enfermedades. A pesar del buen arranque, enero trajo complicaciones para la oleaginosa. Los técnicos del INTA Oliveros describieron a la campaña como “atípica”.

Las condiciones de temperatura y humedad permitieron la proliferación de las enfermedades en el cultivo. El ciclo había arrancado sin inconvenientes, pero las lluvias de enero trajeron algunas complicaciones.

Desde el INTA Oliveros señalaron que se presentó un panorama marcado por enfermedades. La fitopatóloga, María Elena Lago, manifestó que las relacionadas a tallo y raíz afectaron más a los cultivos implantados en la zona norte de Santa Fe, incluidos los departamentos Iriondo y San Lorenzo.

Además, destacó que las enfermedades confirmadas por aislamiento fueron cancro del tallo (Diaporthe spp), muerte súbita (Fusarium spp), podredumbre carbonosa (Macrophomina phaseolina) y, en algunos casos, podredumbre parda (Phialophora gregata).

Una situación que se presentó en la campaña fue que la presencia de síntomas compatibles con podredumbre por Phytophthora (Ph. Infestans) aunque no se logró el aislamiento de este patógeno. 

Desde el organismo de investigación señalaron que en muchos casos, al abrir estas plantas, se observó la médula barrenada y un “pelecho” de alrededor de 3 mm, que correspondería a la pupa de una mosquita.

Por su parte, las enfermedades foliares presentes fueron mancha ojo de rana (Cercospora sojina), mancha marrón (Septoria glycines) y tizón bacteriano, que afectó más a la zona de Venado Tuerto.  

Cabe destacar que durante febrero se vivió un período de estrés hídrico y esta situación no dejó avanzar a las enfermedades foliares. Desde el INTA señalaron que este fenómeno afectó más a los departamentos del norte de Santa Fe, en los que se advirtió el manchoneo de lotes, con rodales de plantas muertas, afectadas en su mayoría, por podredumbre carbonosa. 

Otra de las enfermedades detectadas en este período, aunque de menor importancia, fue el mildiu (Peronospora manshurica).

Desde el INTA realizaron una mención especial a una enfermedad reemergente que viene creciendo en las últimas campañas, se trata de la podredumbre húmeda del tallo que afectó cultivos muy desarrollados y poco aireados. 

“Debe prestarse especial atención debido a que tiene un alto potencial de impacto sobre el rendimiento y produce una estructura de resistencia llamada esclerocio, que se transmite junto a la semilla, favoreciendo la infección de nuevos lotes”, concluyó Lago.

Fuente: Agrofy.