Ciencia y capacidad bien argenta. El lunes 21 de diciembre, Carlos Faour Lucchese, director de la empresa Hydro Patagonia, probó a la vera del delta del río Paraná, en San Fernando, el primer generador de energía limpia no intermitente de alta generación. Le llevó crearlo los últimos cinco años de su vida. El resultado de la prueba: Un éxito. Y se abren todas las expectativas hacia adelante. 

En diálogo con Infobae, el hombre confió: “Estoy muy feliz. Hacía tiempo que venía esperando este momento. El hidrogenerador estuvo en el agua cerca de seis horas y las mediciones que realizamos superaron la producción de energía que esperábamos”.

Estuvieron presentes: el talentoso inventor y arquitecto Enrique Sebök (85), ideólogo del hidrogenerador al que Faour Lucchese le dio vida junto a sus tres socios Julio Comparada, Eduardo Martino y Federico Gietz. 

Sobre proyecto, el director de Hydro Patagoria apuntó: “Esto comenzó en 2015. Teníamos ganas de apostar a las energías renovables. Lo primero que hice fue pedir ayuda. Golpeé puertas y ventanas de todos los organismos oficiales pero, a diferencia de otros proyectos de energías renovables, no conseguimos ningún subsidio ni beneficio de ningún tipo. Es decir, no pedimos créditos, no pedimos préstamos, no pedimos absolutamente nada. Lo hicimos con capital privado”. 

Atento a las palabras del hombre que supo ejecutar su idea, Sebök destacó que su invento no causa efectos ambientales negativos. “No produce impacto ni en la flora ni en la fauna marina. Incluso, hasta podría incorporar oxígeno al agua. Sería una especie de probiótico”. Además agregó información dura: “Dentro de las energías renovables existe la fotovoltaica y la eólica. La primera, por ejemplo, genera electricidad entre el 10 y el 15 por ciento del tiempo. En el caso del hidrogenerador, como los ríos corren permanentemente, se supone que el porcentaje de generación de electricidad es cercano al cien por ciento”, sostiene el inventor acerca de los datos que recolectaron y que, de alguna manera, reforzaron la importancia de concretar este proyecto.

Avanzando en los detalles técnicos, Carlos Faour Lucchese, describió: “El equipo mide doce por doce y es ciento por ciento argentino. Todos los materiales los fabricamos y desarrollamos en el país. A nivel funcionamiento, para que pueda entenderlo cualquier persona, diría que lo comparen con un molino eólico. En este caso, en vez del viento, aprovechamos la corriente del agua del río, que hace girar unos rodillos, y así generamos energía.

Al tiempo que confiaron que la primera prueba les llevó seis horas y exitosa. Luego, reforzaron: “Este aparato, si tiene éxito, podría dar trabajo a miles de argentinos. No hace falta que lo maneje ningún Gobierno. Sí, lógicamente, tiene que conceder el recurso natural, pero también puede contratarlo una fábrica, una minera o un pueblo. Hay pueblos en el norte del país, en las zonas cercanas a la cordillera de los Andes o a la cuenca del río Pilcomayo que podrían beneficiarse con esto”.

Fuente y fotos: Infobae.