La histórica bajante del río Paraná mantiene en vilo a la región y a todo el Litoral en conjunto. El afluente es fundamental para la navegación, la pesca, las actividades recreativos, y sobre todo para el acopio de agua. Desde el Instituto Nacional del Agua (INA) adelantaron que adelantó que posiblemente la situación no mejore hasta la primavera.

De acuerdo indicó el ingeniero Juan Borús, subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico INA, el estimativo se realizó tras una reunión que se hace casi mensualmente con el Servicio Meteorológico Nacional, para actualizar las tendencias climáticas

“Es muy probable que hasta entrada la primavera no tengamos niveles que permitan hacer un uso más cómodo de la vía fluvial, no solamente para la navegación, sino también para las tomas de agua”, explicó Borús.

Las expectativas están puestas en que durante mayo, junio y julio aparezcan las lluvias “sobre todo en aquellos lugares donde las cuencas responden más rápidamente” ya que “si llueve en la cuenca media y baja del río Iguazú, por ejemplo, el resultado es muy rápido”.

Pero lamentablemente la expectativa que se tiene no es la mejor. “Parece que no habrá cambios sensibles en la cuenca. En este trimestre -mayo, junio, julio- las cosas van a seguir igual, en general es un período donde no hay grandes lluvias”.

Pese a esto Borús también consideró que podamos tener una crecida del río, como sucedió en 2013, 2014 y 2016, aunque “todo el análisis objetivo e imperioso de la situación no da para esperar una mejora sensible”.

Por otra parte, estima que la situación del río Paraná no empeorará en los próximos meses: “No creo que se vaya a profundizar la bajante, se está estabilizando. El problema es la permanencia”.

“Lo que está claro es que va a ser muy difícil que salgamos de esto rápidamente. Conservo la esperanza que durante la primavera, y más bien pensando hacia fin de año, estemos en condiciones mucho mejores que las actuales”, concluyó el ingeniero del INA.

 

Fuente: Weekend