Berreta no es un pueblo fantasma, es un paraje que mantiene su mística guardada y espera ser descubierta. Tuvo su apogeo hace un centenario cuando sumó casi 500 habitantes pero la falta de conectividad le jugó una mala pasada y hoy sólo lo habitan tres familias. En la pandemia demostró su potencial y la comuna de Correa no lo dejó pasar. Ahora volverá a licitar la concesión de 11 hectáreas y abren paso a la innnovación para que los sorprendan con ideas. 

Ubicado a diez kilómetros de Correa hacia el sur, entre Correa y Casilda, el poblado llegó a tener casi 500 habitantes. Se fundó hace 98 años, en 1925 por decisión de Maria Luisa Correa la propietaria de los campos. Quien lo inscribió a su nombre aunque popularmente se lo conoce como Berretta, por la estación Sebastián Berretta, identidad de uno de los ingenieros que llevó adelante y coordinó la obra de construcción del ramal del ferrocarril entre Cañada de Gómez y Casilda.

En diálogo con IRE el presidente comunal de Correa, Nahuel Cejas, enfatizó: “No es un pueblo fantasma, más alla de que en comparación con sus tiempos de apogeo está en un momento endeble”. Y se plantó con una postura que sacude la realidad del paraje que hoy contiene sólo a tres familias, pero guarda en secreto muchos días felices. 

Elección y ocaso

Según la historia, en el año 66 el gobierno le propuso a sus habitantes elegir entre la llegada de la energía eléctrica o la construcción de la ruta. Los vecinos se inclinaron por la primera opción, que tardó muchos años y recién comenzaron las obras en 1973. Pero la ruta nunca llegó. Tiempo después los ferrocarriles dejaron de pasar y así casi la mitad de su población se fue buscando nuevas oportunidades.

Además, se sumó en su deconstrucción que congregaba a muchas familias golondrinas que iban a trabajar para la cosecha, la siembra o la producción, en tiempos donde era casi todo manual. Con ello, las dos plantas cerealeras que había, dejaron de funcionar.

Nunca tuvo escuela secundaria. Muchos jóvenes que en esos tiempos comenzaban a estudiar se tenían que trasladar a Correa, Casilda, Los Molinos o Cañada de Gómez. Y así con el tiempo fue perdiendo su poblado, hasta que llegó a este momento de tener diez vecinos. A veces tienes doce, a veces tienes trece, a veces tienes cinco, a veces tres.

Una oportunidad

Cejas planteó el recorrido histórico más que como una derrota como una aventura: “Actualmente hay tres familias de las cuales también hay pequeños, de esos diez hay cuatro pequeñitos y pequeñas que van a la escuela de Berretta, que está a 500 metros del edificio de la estación de trenes que tiene jardín de infantes y escuela primaria”.

Y no dudó en convocar: “Tiene su encanto por tener el edificio de la estación de trenes recuperado, que se comenzó a recuperar en la gestión de Miguel Liftchitz, como gobernador, y de Fabián Cejas, el ex presidente comunal del pueblo, que nosotros continuamos”.

Y siguió: “Tiene también su edificio de la escuela, que todos los años se le aplica inversión para hacer obras para seguir manteniendo y mejorándolo. Es una escuela enorme que llegó a tener más de 100 alumnos, y que sigue conservando su edificio, que es muy bello”.

Entre los atributos para visitar, también señalo el jóven presidente comunal, está “la estancia histórica, que era como la intendencia de aquel entonces, de su fundadora de María Luisa Correa, con una familia que compró ese lugar hace ya 22 años”.

Está ubicado a un kilómetro y medio del río Carcarañá, tiene un camino directo que va hasta el río y tiene en pie todavía el edificio de lo que era el club de aquel entonces, Sportivo Berretta, que es “el edificio que falta recuperar”. Entre los detalles confirmó que “todavía quedan algunas casas con los dueños originales, tres en pie y una que a la que se mudaron una pareja de veterinarios de Carcarañá que la recuperaron y compraron alrededor también, y están casi viviendo ahí todo el tiempo”.

En ese contexto, Correa entiende que Berretta es una oportunidad y convocó a una licitación para la concesión de las hectáreas que tiene el municipio: “Hoy tiene una segunda concesión. La primera concesión que se había hecho en la gestión de Fabián Cejas, nosotros hacíamos una concesión a una familia que está viviendo allí y los tiempos se vencieron. La idea es que necesitamos que Berretta sea más de lo que es y para eso se necesita inversión”.

Así lo plantean y extendieron hasta la semana próxima, el día 26, la apertura de licitación, aunque confiaron a IRÉ que hay muchas y variadas propuestas: “Nosotros fuimos recuperando, terminando de recuperar todo el cuadro de la estación, que es un edificio también hermoso, y agregamos toda la parte de la granja recreativa. Pero tiene una dimensión de 11 hectáreas en total y hoy sólo se usa una. Hay mucho para explotar, para darle vida”.

La pandemia le dio una nueva oportunidad al paraje, y entre la distancia social muchos vecinos empezaron a recorrer sus rincones. Además, se reactivaron los tradicionales bailes y una encuentros culturales, lo que sorprende con 500 personas en una tarde.

El pueblo que quiere ser

Cejas se mostró entusiasmado, con ganas de hacer pero sobre todo de visibilizar la metodología de cómo lo plantean: “Tiene su encanto y nosotros queremos darle más vida todavía. Por eso iniciamos este llamado de licitación pública, que es con total transparencia, pero lo hicimos más allá de las fronteras de Correa y queremos llegar a una enorme región, para que se sepa que este lugar existe, que está y que lo que estamos buscando de la comuna es inversiones para darle productividad, turismo, para que haya actividad comercial, para que sea rentable también para quienes vayan a vivir allí”.

En ese sentido, el jefe comunal se permitió soñar en voz alta: “Sería muy agradable encontrarse con un bar hermoso, un almacén de ramos generales donde puedas comprar productos artesanales, que sin duda implica que alguien vaya allí a vivir, a trabajar. A generar oportunidades y muchos otros deseos como jornadas recreativas con cabalgatas con cicloturismo o cabañas. Correa tiene la particularidad también que no tenemos casi nada de hospedaje”. 

Y sin dudar cerró: “No nos quedamos con que es un pueblo fantasma o esto del pueblo que fue, no queremos que se quede allí, sino que justamente planteamos el pueblo que tiene que ser. Todas las opciones posibles. Nosotros lo que ofrecemos desde la comuna es generar la concesión, sin duda que va a estar todo el tiempo controlada, que va a estar guiada. Buscamos un plan sostenible para llevar adelante y que se cumpla. Ese es nuestro deseo”.