La mamá de una adolescente de Puerto Gaboto denunció mediante un fuerte descargo a través de redes el bullying que sufre su hija por parte de sus compañeros, que días atrás fueron a buscarla hasta su hogar para pegarle. “Estoy cansada, ya no sé qué hacer para solucionar las cosas”, lamentó.

“Escribo esto porque muchas veces nos supera la impotencia y así me sentí hoy y veces anteriores”, expresó la mujer luego de que un grupo de jóvenes llegó hasta su domicilio cuando salieron de la escuela, esperando a que unas compañeras sacaran a su hija de adentro de la casa, con intenciones de golpearla, como ocurrió veces anteriores. 

“Mi hija tiene su carácter y es de pocos amigos, se relaciona con un grupo reducido de personas”, describió la vecina y continuó: “Si a alguien no le agrada la personalidad o la actitud de mi hija, no le hablen, pero no tienen derecho a hostigarla y perseguirla hasta mi casa para pegarle. Las cosas se solucionan hablando”.

En ese sentido, llamó a las niñas la persiguieron y a sus padres a reflexionar y “entender la impotencia de una madre al ver cómo golpean a su hija y no poder hacer nada”. También a que dejen criticarla por su cuerpo. “No tiene ningún trastorno alimenticio y no tiene ningún problema con su alimentación, dejen de decírselo”, señaló.

Y agregó: “A veces el hostigamiento de los demás suele llevar a los jóvenes a tomar decisiones terribles. Cuando alguien se siente perseguido, suele intentar atentar contra su vida o, en un golpe de impulso, atentar violentamente contra otros y cuando esto pasa, lo primero que dicen es ¿cómo llegaron a eso?, ¿nadie hizo nada?, ¿por qué llegó hasta acá?”.

La madre indicó que ya había hablado previamente con los directivos de la escuela y si bien algunas cuestiones se solucionaron, por otras que pasaron a mayores debió acudir a la justicia. En ese contexto, pidió a los padres de los jóvenes que hablen con ellos y les expliquen que “si alguien no es de su agrado, pueden ignorarlo sin agredir”.

Asimismo enfatizó en la necesidad de dialogar y abundó: “Si alguien tiene un problema con otro, no está bien echarle leña al fuego, querer ser espectador de algo en primera persona, te vuelve cómplice”.

Fue por eso que destacó el accionar de una compañera, que le pidió entrar a la casa para hablar con su hija. “La nena me pidió entrar y hablar, cosa que acepté con gusto y celebré. También hablé luego con su mamá, a quien también felicitó y admiro su respeto. Cuando los padres son ejemplo y quieren lo mejor para sus hijos, se nota”, describió.

Junto con el descargo compartió segundos de una filmación donde se ve a un importante grupo de jóvenes que se acercaron hasta la casa de la víctima, algunos para agredir, otros como espectadores. “No está bien”, repudió la madre.

“Mi casa es mía, es mi privacidad y si los chicos ya no lo respetan, qué nos queda como sociedad, ¿tan mal estamos?, ¿a qué debemos atenernos los padres?, ¿dónde está el límite entre la educación y la falta de respeto?”, agregó.

Y abundó: “Soy una mamá cansada, que ya no sabe qué hacer para solucionar las cosas, pero que siempre sostendrá que el poder de la palabra nos separa de los animales. Hablemos, porque como dice el dicho: hablando se entiende la gente”.

“Soy una mamá con tres hijos de distintas edades y nunca tuve un problema con nadie, muchísimas veces debí afrontar ‘bromas’ por mi color de piel, mi pobreza, mi manera de ser, porque yo era muy estudiosa, pero siempre evité los conflictos y espero lo mismo para mis hijos. Ellos se criaron de otra manera, con cosas que nosotros como padres jamás tuvimos y jamás imaginamos, pero eso no vuelve malos a mis hijos”, finalizó.