Tras la sucesión de hechos que determinaron en el 2014 la intervención de la justicia entre el presidente comunal de Gaboto, Horacio Herrera, y la Comisión del Club Náutico, se suma un nuevo capítulo. En la mañana de hoy maquinaria de la Comuna volvió a la calle que cruza el frente del Club y le dio apertura nuevamente, tras meses de estar inhabilitada.

Hasta el momento, las autoridades fueron las consultadas sobre los episodios: El Presidente Comunal Herrera, el Presidente del Club Náutico Torres, la Jueza Lopez de Pereyra quien sentenció a favor del náutico, el abogado de la comuna local. Pero, al tomar conocimiento el equipo de Fm IRÉ se comunicó con un vecino, comerciante Gaboto, para evaluar la situación desde su localía.

Con más de 20 años viviendo frente al Club Náutico, Oscar Fita, al ser consultado disparó: ?Igual que la semana pasada, mandan a alguien para ver si alguien dice algo, es una payasada que está haciendo?. La respuesta desorientó al equipo que esperaba se mostrase satisfecho por la buena nueva.

Fita relato varios episodios donde tuvo que recluirse en su vivienda por temor a que se tomen represalias, según él por “pensar distinto”. ?Yo pago impuestos, ellos no trabajan, no pagan impuestos, yo lo veo mejor que nadie y sé quiénes son, para que rompan la calle, que culpa tenemos nosotros los del pueblo los comerciantes por 450 socios del náutico que nosotros vivimos de la gente que viene?, haciendo referencia al acampe en reclamo frete al náutico.

?Vinieron a insultarme, y yo estoy para atender a la gente, acá la gente es la que pasa en lancha la que nos compra, no lo quieren entender que esto es turismo, no tenemos una fábrica. Tengo negocio hace 20 años?, apuntó.

Ahora los vecinos, esperan que ante la asunción de la presidenta comunal Sandra Aguirre, las cosas se solucionen: ?Tenemos el mejor lugar de la provincia y no se dan cuenta; no hay  máquinas trabajando es toda payasada, espero que Aguirre se ocupe para que no nos molesten mas”.

La otra cara de la moneda. No se trata de autoridades, sino de un vecino que vive frente a la institución que hace más de un año que no funciona. Relató con detalles el enfrentamiento entre los miembros de la comunidad. Se mostró enojado, con los representantes por no verse reflejado, ni él ni sus reclamos, con las maneras en las que se mantuvieron las posturas, sobre todo de la comuna local y descreído de cambios. Aunque aparecía, cada tanto, un sesgo de esperanza por lo que vendrá.