En medio de una crisis Vanesa pide ayuda. “No quiero ser una más”, repite sin cesar. Hace un año y medio comenzó un vínculo con un muchacho al que describió como violento, pero que en los últimos ocho meses todo se tornó imposible. Mientras busca reparo en la justicia y seguridad en la policía, le pidió a sus vecinos de Puerto Gaboto que “no la juzguen” y la amparen. Esta semana logró escaparse y denunció, le constataron lesiones y hay una orden de detención que no se logró efectivizar porque su agresor se escapó. “Estoy desesperada. Ya no se que hacer, sólo esperar que me mate”, resumió en IRÉ.
Esta semana el joven irrumpió en su casa en la noche, logró que se tranquilizara y una vez que se durmió, la mujer salió, se escondió y apenas pudo llamó a la comisaría 12da. Intervino la policía pero horas después recuperó al libertad. Según su registro a las 10.30 lo liberaron y al mediodía estaba destrozando su puerta e inclusive la perforó con una cuchilla amenazándola: “No voy a parar hasta matarte”.
“Ya no se que hacer solo esperar que me mate”, explicó con la voz entrecortada y amplió “La policía local hace todo lo que pueden pero ya no dan a basto y los fiscales de turno le dan la libertad. Quiero vivir y no ser una mas“. Lo que siguieron fueron controles médicos, declaraciones en la justicia y mucho miedo. Recién el viernes a la mañana llegó la orden de allanamiento y detención para su agresor. Pero, logró escaparse.
Vanesa atraviesa días de mucha angustia, acompañada de una amiga con la que se turnan para dormir. La puerta está sostenida con un tronco. Las ventanas tapadas, y el resto de sus cosas completamente destrozadas. “El es violento desde siempre, es muy manipulador, dice cosas muy hirientes hasta que me termina pegando”, explicó y en ese sentido se detuvo en la mirada social hacia su historia: “Uno trata de vivir mejor y las cosas no te salen como vos queres. Tuve muchos problemas, me trato. No por eso desisto de cambiar día a día. Estoy sometida, totalmente amenazada. El esta enfermo, pero enfermo de violencia”.
Y cerró: “Hace ocho meses que viene cada vez peor. Tengo testigos de que dijo que no va a parar hasta matarme. Tiene una obsesión. Estoy con ese temor terrible. Mirá los cuchillazos en la puerta, como me dejó todo roto. Imagínate. Es obvio que me va a matar”.
La mujer vive en Puerto Gaboto hace 17 años y es madre de tres hijos, el menor estaba con ella pero ante el contexto se fue con sus hermanos a Rosario. La violencia viene desde hace tiempo pero en las últimas semanas “se tornó imposible”. Inclusive estuvo vinculada días atrás a un caso en el que la pareja discutió con un vecino que les disparó y una bala le rozó el brazo.
El viernes a primera hora de la mañana efectivos de la comisaría de Gaboto, Monje y el comando radioeléctrico de Coronda acudieron a la casa del muchacho bajo una orden de la jueza Griselda Strologo requerida por el fiscal Lucente. Pero no estaba. Secuestraron cuchillos y una moto sin patente e imputaron a su padre por el encubrimiento.