María Griselda y Ángel Roberto Rodríguez son dos hermanos que se criaron en Puerto Gaboto, pero sus vidas tomaron rumbos distintos cuando él decidió irse a vivir a Salta, hace poco más de tres décadas. Habían perdido contacto desde entonces, pero luego de una intensa búsqueda, ella lo ubicó y esta semana viajó a «la Linda» para vivir un emotivo reencuentro: “Es inexplicable la felicidad que tenemos”, expresaron.

“Después de 34 años mi mamá se reencontró con su hermano, mi padrino”, confió a IRE Vanesa Verón, hija de María Griselda. Y expresó: “Los milagros existen. Hay que soñar, porque los sueños se cumplen. Estamos disfrutando de este reencuentro y es inexplicable la felicidad que tenemos en este momento”.

La vecina contó que Ángel tomó la decisión de irse de la localidad costera hace 34 años. Faltaba poco para que cumpliera 30 y quería buscar otras posibilidades de trabajo, por lo que partió con rumbo a Salta, donde hoy vive con la familia que allí conformó.

Durante los primeros años, los hermanos se comunicaron por carta, pero luego el contacto se perdió y María Griselda perdió el rastro de Ángel. Lo que no se perdió fueron las ganas de volverse a ver, por lo que ella comenzó una intensa búsqueda hasta dar con una pieza clave que hizo de nexo para que, luego de 34 años, se diera el reencuentro.

“La familia, y sobre todo mi madre, siempre trataron de encontrarlo, pero la búsqueda se cortaba porque no encontrábamos nada”, indicó Vanesa. Sin embargo, meses atrás, María Griselda dio con unos primos que viven en Rosario. Uno de ellos tiene un amigo en Salta, a quien le trasladaron la historia y rápidamente se sumó a ayudar a las vecinas de Gaboto.

El hombre se dirigió hasta una dirección que había averiguado María Griselda y allí dio con un sobrino de Ángel, quien le comentó que el hombre estaba viviendo en otro barrio. Con la nueva información, se dirigió al nuevo punto y finalmente lo encontró. Fue entonces cuando le comentó que su hermana de la provincia de Santa Fe lo estaba buscando y él pidió que le pasen su dirección.

“Mi madre se puso como loca. Quería ir a verlo y se organizó el reencuentro. Sacó los pasajes para el 1 de julio y yo, como ahijada de él, también me prendó porque siempre soñaba con reencontrarlo. Fuimos hasta el miércoles 6”, detalló Vanesa.

Desde la ciudad de Rosario partieron con Rumbo a Salta y llegaron el sábado 2 a las 17 horas aproximadamente. Bajaron y Ángel estaba esperandolas. “Fue tan increíble”, aseguró y contó que de allí fueron a su casa, donde conocieron a su pareja, cuatro hijos y ocho nietos. “Tiene una familia hermosa. No podíamos dejar de abrazarnos”, señaló.

Ángel es portero de una escuela donde trabaja hace 32 años y solo le faltan dos para jubilarse, contó su ahijada. “Se organizaron para atendernos de la mejor manera”, dijo y obviamente no faltaron las empanadas salteñas, la visita a la catedral, al cerro y al monumento a Güemes. “La hemos pasado espectacular”, agregó.

Al paso de unos días, llegó la hora de despedirse nuevamente. “Todo comienzo tiene un final, porque él está muy lejos y tuvimos que volver, fue muy triste la despedida y muy emotiva, pero los sueños se hacen realidad”, indicó Vanesa.

Y finalizo: “Estoy convencida de que él va a venir a Gaboto, quedaron todos tan contentos con el reencuentro que en verano quieren venir, sino volveremos a viajar nosotras. No hay distancia que nos pueda separar, fueron días inolvidables. Él es gabotero de nacimiento y salteño por adopción, pero se acuerda y pregunta por toda la gente de su pueblo”.