No son números, son historias que duelen. A 35 años del desembarco en las Islas Malvinas un repaso por la realidad de los ex combatientes: algunos aferrados a la lucha por el recuerdo, otros no superaron el daño de ser parte de la guerra. En el 2016 murieron 140 veteranos, en los primeros tres meses del 2017 ya suman 44.  

Rodolfo Rodriguez es un vecino de Puerto Gaboto, ex combatiente de la Infantería de Marina, en un dialogo profundo con IRÉ enfatizó: “Tuvimos años de abandono, de no tratamiento psicológico. El año pasado hubo 140 veteranos muertos, el 70 por ciento de paros cardíacos, el resto suicidios y enfermedades terminaes. A tres meses del 2017 llevamos 44. Es un número altamente peligroso”. 

Las cifras surgen de la comunicación interna que tienen los integrantes de la fuerza que viajaron a luchar por Malvinas, Rodriguez explicó: “Nosotros tenemos un grupo donde estamos todos los veteranos y todos los días llegan mensajes de fallecimientos”.

Resuena una y otra vez: el estado ausente. Luego de relatar su historia en las islas, cómo llegó a la infantería, y detalles pormenorizados que saldrán en el próximo IRÉ papel, el ex combatiente apuntó a la realidad actual: “En el congreso peleamos por la ley de jubilación anticipada, se contemplaban tres jubilaciones mínimas pero el gobierno salió al cruce y dijo denles una nomás. Y tiene una deuda con nosotros de 1982 hasta 1996, conmigo hasta el 97”.

Al tiempo que explicó: “Te encontrás con un veterano que está enojado, que está triste, y decide quitarse la vida”. La falta de contención, de acompañamiento, de herramientas para sobrellevar lo vivido hace mella en sus días. Rodriguez esbozó un crudo relato con su experiencia personal: “El camino de dios fue mi salvación, estaba muy loco, muy mal, sino me hubiese suicidado. Se me cruzó varias veces en la cabeza. Pero hoy quiero vivir y quiero vivir mucho porque quiero ver algún día mi bandera izada ahí. Ese va a ser el día más feliz de mi vida”.

Relató que durante mucho tiempo sufrió pesadillas y tuvo problemas con el alcohol, realidad que se inscribe en muchas historias: “Tuve tremendas pesadillas durante años, me despertaba en pleno combate y bañado en transpiración. O el típico sueño de la resistencia a la autoridad”. Luego, continuó: “Estas libre, pero tu mente todavía está atrapada”.    

Con una historia fuerte, dura, de supervivencia apuesta a construir un mañana con patria y a volver a Malvinas con la bandera nacional izada. Los detalles de su historia en la edición papel del periodico IRÉ Nº 2 del año II que sale el próximo sábado.