El primer festival del vacío a las llamas en Pueblo Andino no pasó inadvertido, desde la comuna confiaron que hubo más de seis mil personas en un domingo que ofreció de todo: Artesanos, rica carne asada, shows en vivo y mucha familia. Leo Tempesta, el presidente comunal confió en IRE: “Me encanta que la gente lo haya disfrutado. Esta es una fiesta que nos vino a unir”. 

Fueron semanas de mucho trabajo pero valieron la pena, entre los comentarios del lunes muchos nombraban que no había habido antes “un evento de esta magnitud en Andino”. Y por supuesto genera expectativas. El festival del vacío a las llamas llevó mas de treinta parejas a la competencia, pero además las instituciones tuvieron sus stands, y las familias disfrutaron de un maravilloso día de sol en el predio del ferrocarril.

“Lo que logramos es que las instituciones participen, que se pongan de acuerdo con los buffet, que los precios sean accesibles y populares, que los feriantes y los negocios de alrededor vendieran. Logramos que la gente de la localidad se apropie del evento, y es precioso recibir a la región”, describió Leo Tempesta.

Con satisfacción afirmó que recibió el interés del ministerio de Cultura y la secretaría de Turismo, y es un impulso para que Pueblo Andino se incluya en la grilla de actividades provinciales. “Me encanta que la gente lo haya disfrutado. En el evento estaban todos y todos estábamos contentos, y ese era el objetivo”, enfatizó el jefe comunal y destacó: “Esta es una fiesta que nos vino a unir, que nos vino a hacer entender de que tenemos que dejar nuestras diferencias de lado y que el pueblo es de todos“.

“Esta es una fiesta que nos vino a unir, que nos vino a hacer entender de que tenemos que dejar nuestras diferencias de lado y que el pueblo es de todos”

En el conteo, indicaron que hubo unas seis mil personas en el predio, con sillones, mate en mano y disfrutando de un escenario completo de shows folclóricos. “La gente necesita pasarla bien, necesita cultura, que le alimenten esa parte positiva”, cerró Tempesta prometiendo que la fiesta vino para quedarse y a la espera que el pueblo no solamente la disfrute, sino que se la apropie.