Una mujer de Pueblo Andino realizó serias denuncias contra su ex pareja y padre de su hija de tres años, a quien acusó de haber abusado de la menor. Por otra parte, reclama que a ella le quitaron la tenencia de la niña “sin fundamentos” y pidió volver a ser vinculada con visitas en la localidad, supervisadas por el equipo de salud local.
Se trata de una compleja situación que tiene como principal víctima a la menor. Su madre dialogó con IRE y contó que la niña venía sufriendo abusos por parte de su padre y luego de una serie de denuncias, al hombre le suspendieron el contacto.
Sin embargo, al no avanzar la investigación, el padre volvió a ser vinculado con su hija, quien volvió a sufrir abusos en el marco de una visita supervisada, según denunció la mujer. “Mi hija me pidió ayuda porque no lo quería ver más, porque le daba asco. Me pidió hablar con la policía y yo hice la denuncia”, confió.
Pero la situación empeoró cuando, según la vecina, en la siguiente visita supervisada que se realizó en el Juzgado de Familia de la ciudad de San Lorenzo, le informaron en una audiencia que la niña iba a comenzar a vivir con su padre.
“Fue a raíz de la denuncia que yo hice. Por haber denunciado a la trabajadora social que supervisaba las visitas y al juzgado la nena se fue a vivir con su padre, no porque conmigo haya sido maltratada o haya estado mal, se fue por la denuncia. En vez de protegerla la están exponiendo con su agresor”, agregó.
La menor ahora se encuentra viviendo con su padre, en la ciudad de Capitán Bermúdez, desde el pasado 16 de noviembre y según la madre, desde ese entonces la niña solo recibió tres visitas de una trabajadora social, en un mismo mes. “Después no la vio nunca más nadie y me habían dicho que iba a haber todo un equipo trabajando para que ella esté bien”, aseguró la mujer.
Y continuó: “Yo ahora no sé absolutamente nada de ella desde hace dos meses. Me llegaron comentarios de que la escuchan llorar. Ella está super traumatizada con su abuso, no permite que le toquen el cuerpo, no permite que la besen y empieza a tener ataques de nervios cuando alguien lo hace. Sufre de ansiedad y le tiene miedo a todo, solo habla conmigo y siempre me pide que la proteja”.
Asimismo, aseguró: “Yo denuncié esto en el juzgado. Hay una investigación penal en curso, pero no puedo aportar las pruebas porque no me aceptan como querellante, no me dan el turno para que la nena pueda hablar en cámara Gesell y no le hacen exámenes físicos exhaustivos para comprobarlo. Ella no puede estar viviendo con él”.
Y siguiendo esa misma línea, contó: “Hubo más de un testigo de que mi hija se escondía porque no quería entrar con el padre, pero igual la llevaban adentro con él. Ella era obligada a verlo. Una vez empezó a gritar que quería salir conmigo, pero él le pegó en la espalda y ella se calló la boca”.
También dijo que muchas veces recibió amenazas del hombre y contó que él le decía que “si lo dejaba perdía”. Además, pese a tener una restricción de acercamiento, solía andar por los alrededores de su casa, según abundó.
La mujer vive en Andino desde poco antes que su hija cumpla dos años y pide poder volver a ver a la pequeña. Ahora solicitó un “régimen de contacto progresivo y sostenido” con su hija, al menos dos veces a la semana, pidiendo que sea en el pueblo y con la supervisión del equipo de salud local.
“No entiendo la medida, me dijeron que cuando yo esté mejor me van a volver a vincular”, dijo la vecina y agregó: “A mi me pusieron miles de exigencias y a él se la dieron en brazos. Quiero hacerlo público porque mi hija tiene derecho a ser escuchada y protegida”
Por otra parte, en la solicitud para volver a ver a su hija, la mujer señaló que se encuentra bajo tratamiento, con entrevistas constantes y que “es exagerado privarla de todo contacto” y contrario a los derechos que le asisten a ella como progenitora y a la menor de tener contacto con su madre.
“Mi hija viene denunciando abusos por parte de su padre desde muy chiquita. No voy a hacer oídos sordos a lo que me dice mi hija. Ella le tiene mucho miedo al papá, pero jamás le prestaron atención. Siempre fuimos ridiculizadas, nadie la ayuda”, finalizó.