Las elecciones del domingo 13 de abril en Santa Fe dejaron un dato que preocupa: apenas el 55,6% del padrón electoral participó de los comicios. Este porcentaje representa el nivel más bajo de asistencia a las urnas desde el retorno de la democracia en 1983, superando incluso el anterior récord negativo registrado en las PASO de 2023, cuando votó el 62,7% del electorado.
La tendencia descendente en la participación electoral en Santa Fe no es nueva, pero se acentúa con el paso de los años. En 1983, tras la dictadura militar, el entusiasmo por recuperar el derecho al voto se tradujo en una participación del 88%. Apenas cuatro años después, en 1987, esa cifra seguía siendo alta, con un 86,2%. Sin embargo, desde entonces, los niveles de participación muestran un declive sostenido, tanto en elecciones generales como en las primarias.
Las PASO, implementadas años más tarde, también reflejan esta desafección creciente con la política. En 2023, por ejemplo, la participación en las primarias provinciales apenas rozó el 62,7%. Ahora, con un 55,6% en las generales, Santa Fe marca un nuevo piso histórico, encendiendo señales de alerta sobre la conexión entre los ciudadanos y el sistema democrático.
Este escenario plantea interrogantes profundos sobre las causas del desapego electoral. El desgaste de la clase política, la falta de propuestas que movilicen al electorado, el descreimiento en las instituciones y la desinformación podrían estar entre los factores que explican esta caída.