Miguel Colmegna es un vecino de Oliveros, muy apasionado por la literatura, que a sus 71 años decidió volcarse a la escritura. Hoy, con 74 años, ya tiene tres libros publicados, a los cuales denomina sus “hijos de papel” y presentó en IRE su último trabajo y primera novela: El desertor. “Estoy feliz, muy satisfecho de haberlo hecho”, expresó.

Preguntarse ¿por qué no? y animarse. Así empezó Miguel a poner en letras todas aquellas historias que rondaban por su cabeza. Aprovechar la musa y tomar nota de todas las ideas que surgían fue su método para iniciar, primero en máquina de escribir, según contó a IRE el vecino, entre risas. El primer “hijo de papel” fue El interior postergado.

“Toda la vida me gustó leer mucho y eso te lleva a ir tratando de escribir. Todo el que tenga ganas, que no tenga miedo, que escriba. Estoy muy conforme con lo que hice, es como que despuntás el vicio y sacas algo de adentro”, comentó y con humildad, enfatizó: “Yo no sé si soy escritor, soy un hombre que le gusta escribir”.

En ese sentido, confió que apoyó a amigos suyos a que se animen a empezar a escribir: “Tengo un amigo que escribió la historia de Clarke y no se animaba a publicarlo, le empecé a insistir, fue a una editorial y ahora está haciendo el libro”, aseguró, por lo que pronto habrá un nuevo libro escrito en la región.

Primer libro

Se trata de un libro histórico que describe los acontecimientos que, según el autor, fueron marcando el futuro de nuestro país, pasando desde la fundación de Puerto Gaboto en 1527, hasta la contemporaneidad, resaltando hechos, sucesiones de gobiernos y personajes que delinearon un modo de vida donde existió una marcada diferencia entre la ciudad de Buenos Aires y el interior del territorio nacional.

“Siempre renegué de Buenos Aires”, deslizó Miguel, resaltando el incesante afán de la gran ciudad de imponer desde su posición de entrada y salida al mar una tutoría en el comercio, en detrimento del interior profundo. Una diferencia que trae aparejada innumerables problemas. “Mientras Buenos Aires crecía comercial, cultural y ediliciamente, el interior se vio postergado, es mi manera de ver las cosas”, sintetizó.

El autobiográfico

La infancia es el título de su segundo libro. En él, Miguel relata la vivencia de un niño recién nacido en el campo, entre los años 1947 y 1960. En él, relata anécdotas y distintas vicisitudes que tuvo que atravesar, las cuales formaron su carácter y modos de enfrentar la vida. Resalta el rol de sus padres, maestros, amigos y familiares que le ayudaron a allanar el camino de crecimiento hasta la adolescencia y las notables diferencias con las infancias actuales.

“Yo viví hasta los 12 años en el campo, era totalmente distinto a lo que es hoy”, resumió el escritor y confió que en estas páginas rememora su niñez, la escuela de Serodino, los amigos y el campo. “Cuando paso por esos lugares me traen un montón de recuerdos”, dijo.

La novela

El desertor fue su último trabajo publicado y particularmente el que más le gustó al autor. “Fue el que mejor repercusión tuvo y el que más satisfacciones me dió”, aseguró Miguel. A través de este relato ficticio, nos da una idea de las consecuencias que deja una guerra y para contarla, le dio vida a Rosendo, un hijo de inmigrantes nacido en Paraguay que, por cuestiones del destino, termina siendo soldado del ejército de ese país.

El enfrentamiento bélico cambia para siempre la vida del muchacho, alterando su conducta para siempre y sin ninguna posibilidad de ser reparada. “Es una muy linda novela, amena y atrapante”, confió el vecino, invitando al público a que lo lea.