“Pipi”, como fue bautizado por la vecina que lo rescató, quedó malherido producto de un golpe y no pudo retornar su vuelo. Con el deseo de que pueda volver a las alturas, la mujer lo acogió en su hogar, brindándole todos los cuidados necesarios, hasta que logre componerse y nuevamente despliegue sus alas.
Tal vez en una persecución a una bandada de palomas o en una riña con otros ejemplares, el ave de gran porte y plumaje llamativo se precipitó contra un árbol y cayó a tierra. La vecina lo encontró minutos después y al observar que no podía retomar su rumbo, decidió intervenir.
Inmediatamente se comunicó con una veterinaria y con mucha precaución recogió al caracará para que lo examine la profesional. “Lo triste fue ver a los otros tres que lo acompañaban, dando vueltas, mientras él gritaba como pidiendo auxilio”, expresó la mujer en diálogo con IRE.
Más allá de la “mala fama” del animal, la vecina decidió resguardarlo en su hogar y hasta lo bautizó momentáneamente como Pipi. “Lo que quiero es que se componga y pueda volar”, manifestó, y con ese objetivo, se empeñó en brindarle todos los cuidados hasta que se recupere.
Por el momento, parece que el ave se recupera favorablemente. La médica veterinaria le suministraron una serie de antibióticos, a la vez que la mujer se encuentra brindándole todo su afecto con un solo deseo: “Ojalá vuelva a volar”