A cuatro años de su fundación, Renacer estuvo el sábado en Oliveros con una tradicional ceremonia: Plantar un árbol. El grupo, constituídos por familias que se acompañan ante una pérdida dejaron su huella y compartieron una tarde de mateada.
Pasadas las 16, vecinos de Oliveros, Puerto Gaboto, Monje y Maciel se fueron agrupando frente a la Fundación Abba. El lugar seleccionado en el único pueblo de los cuatro que hasta el momento no había recibido un árbol.
La familia anfitriona en Oliveros fue la de Franco Testa, y convocaron boca a boca a los allegados para que se acercaran a compartir el momento especial con ellos. Asimismo, las distintas familias de la región llegaron con vecinos y amigos.
La elección del lugar, al frente de la Fundación Abba tuvo varios porqués que la familia resguardó en el cariño de estar en “Un lugar lleno de vida pese a las adversidades”. Se solicitó permiso a la Comuna de Oliveros para colocar la planta, que además de adherir donó el ejemplar.
Mercedes Mateo fue la encargada de brindar unas breves pero sentidas palabras, haciendo mención al agradecimiento por el acompañamiento. Pese a que el clima era de una notable conmoción por las ausencias, la propuesta fue recordarlos con alegría. Destacó casi como una contradicción que se coloque el “Arbol de la vida”, pero aclaró que a su vez es una de las pocas especies que se mantuvo de pie pese a todo lo sucedido desde la prehistoria, lo que significa un gran mensaje.
Uno de los momentos más estremecedores fue al recordar cada familia en voz alta el nombre de su familiar fallecido, y luego arrojando un puñado de tierra entre todos dejaron en pie el arbol. Está señalizado con el aniversario número cuatro del grupo, y quedará con un distintivo para todos aquellos que quieran “disfrutar de su sombra”. Luego, integrantes de Fundación Abba entregaron un presente que contenía un mensaje: “Y justo cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en mariposa”.
Casi como un abrazo al cielo, sintiendo a cada familia completa de recordar en buenas acciones, compatieron una mateada con tortas. La alegría pese al duelo que cada uno lleva prevaleció, y Oliveros se convirtió en sede del encuentro que deja como mensaje luchar y adorar la vida pese a todo.