Hoy se cumplen cuatro años del femicidio de Marlene Franco en Oliveros. Y nada será igual. El caso, que se convirtió en emblemático en la justicia para la lucha por los derechos de las mujeres, interpela a la región con gran tristeza. Aquella noche, la joven de 21 años regresaba de bailar con amigos cuando un vecino del pueblo la interceptó y la forzó a ingresar a una vivienda deshabitada para abusar de ella y arrebatarle la vida.
Duele. Marlene significa mucho para la historia regional, judicial y de lucha en la justicia. Con la enorme tristeza de su desgarrador final, con los sueños de una adolescente que empezaba a andar después de haber vivido en la zona rural, con la inocencia de su corta experiencia, con la construcción de sus primeras libertades, con lo que le gustaba hacer y quería lograr.
Aquel fatídico 14 de mayo de 2016 Marlene, de 21 años, volvió de bailar con sus amigas desde Maciel, se bajó de colectivo en la garita central de Buenos Aires y Mitre, y comenzó a caminar rumbo a su casa. Eran alrededor de las 5.30 de la mañana. A unos cien metros, José Ojeda la interceptó, la metió en una casa deshabitada, la violó y la mató.
Un año y medio después, precisamente el 24 de noviembre de 2017, la justicia determinó en un juicio abreviado la mayor condena para el hombre considerándolo penalmente responsable del delito de homicidio doblemente agravado por criminis causa y por mediar violencia de género. Fue un caso emblemático por la rapidez del nuevo sistema procesal penal santafesino, la resolución en un juicio abreviado y por aparecer el femicidio como precedente con una condena perpetua.
Hoy es sin dudas, un dia de reflexión. Al cumplirse cuatro años, la familia no realizará una marcha por las restricciones que impone la cuarentena obligatoria. Pero Marlene sigue presente, siempre está presente.