En la madrugada del 31 de marzo de 2001, cuatro chicas de Maciel y dos muchachos del Cordón Industrial murieron carbonizados luego de que el auto en el que se trasladaban explotó tras chocar de frente contra un camión a la salida de Oliveros, en el puente que cruza al canal Serodino sobre Ruta Nacional 11. Milagrosamente hubo dos jóvenes que sobrevivieron, como también el conductor del camión.

Se trata de Paola Noelia Polidoro, Florencia Natalia Ugarte, Vanesa Orlandi y Anabela Hernández, todas ellas oriundas de Maciel;  Javier Quiroga, afincado en Puerto San Martín y Matías Molaro, quien vivía en San Lorenzo.

La colisión fue tremenda e inmediatamente después ambos vehículos explotaron, convirtiéndose en una trampa mortal de fuego. Las llamas mataron casi en el acto a seis jóvenes que quedaron atrapados en el chasis. El accidente causó consternación en la región y sobre todo en Maciel, donde vivía la mayoría de las víctimas.

Milagrosamente, otros dos jóvenes lograron salir a tiempo, resultando con serias heridas, entre quemaduras y golpes: Lorena Soledad Pedante, de entonces 18 años, también domiciliada en Maciel y Sebastián Hernán Ordoñez, de entonces 19, de San Lorenzo. Por su parte, el chofer del camión, Juan Alberto Bastián de 36 años, oriundo de la provincia de Entre Ríos, sufrió lesiones de consideración y su vehículo quedó destruido por el incendio.

Las víctimas viajaban en un Ford Sierra Ghía color bordó que era conducido por Hernán Ordoñez. Unas horas antes, el grupo había estado reunido en el country del Club Red Star de San Lorenzo, festejando el cumpleaños número de 18 de Matías Molaro.

El accidente ocurrió entre las 6.30 y las 7, cuando el vehículo circulaba por la traza nacional, en dirección sur-norte, con ocho personas en su interior. Por la hora y por la dirección que llevaba el auto todo hizo suponer que Ordoñez conducía en dirección a Maciel.

El impacto

El lugar del impacto fue el kilómetro 349, justo en medio del puente que cruza el canal Serodino, sobre una curva bastante cerrada de la ruta. Según dejaron entrever peritos de la Unidad Regional X que trabajaron en el lugar de la tragedia, el auto habría golpeado contra uno de los guardarrail del puente y ese impacto, aunque pudo ser leve, habría sido suficiente para sacarlo de su carril.

Ese movimiento se produjo mientras por la mano contraria avanzaba el camión manejado por Bastián, un Fiat de cabina frontal con semirremolque y acoplado cargados con postes de madera. El impacto fue de una magnitud tal que el Sierra terminó por incrustarse debajo del camión, por lo que sus ocupantes quedaron aprisionados entre los hierros retorcidos.

Pero lo peor sobrevino instantes después del impacto. Posiblemente una chispa provocada por el roce de la chapa con el pavimento alcanzó el tanque de combustible e hizo estallar al Sierra y luego al camión.

“Desgarrador”

Al lugar del accidente acudieron los Bomberos Zapadores de San Lorenzo y efectivos policiales de localidades vecinas. También colaboró personal de Servicios Viales, empresa concesionaria de la ruta 11. Para cuando llegaron los primeros socorristas ya no había nada que hacer. El calor infernal y el humo del incendio hizo imposible el rescate de los seis jóvenes atrapados. Sólo cuando los bomberos lograron sofocar el fuego, pudieron extraer los cadáveres calcinados.

“Fue un panorama desgarrador; algo indescriptible”, contó el entonces jefe de la Unidad Regional X, comisario Domingo Chantiri. “Los cuerpos estaban irreconocibles. Además tuvimos que contener a familiares que vinieron de Maciel y San Lorenzo con los nervios propios de la situación”, agregó el jefe policial.

Firmas y testimonios

El trágico choque del 31 de marzo de hace 20 años no fue el único, antes y después hubo otros siniestros fatales, pero el de 2001, disparó entonces una campaña iniciada por muchos estudiantes de cuarto y quinto años de escuelas de Oliveros, Monje, Maciel, San Lorenzo, Serodino, Andino, Puerto Gaboto, Timbúes y Puerto San Martín, para juntar firmas (en una primera etapa se colectarón más de 3.600) para reclamar la refacción y ensanche del puente. Incluso habían entregado una carta al entonces gobernador Carlos Reutemann.

Ellos vivieron la bronca e incertidumbre de los habitantes ante la indiferencia de quienes debían hacer las obras. Los alumnos de la Escuela Juan XXIII de Oliveros iniciaron las gestiones para pedir a la provincia y a Vialidad Nacional que se concretaran los trabajos.

En todo el cordón industrial, los adolescentes pegaron afiches en muchos negocios con el reclamo del ensanche del vetusto y estrecho puente. El entusiasmo de los estudiantes los llevó a entrevistarse con el entonces gobernador.

En un acto en Puerto Gaboto hecho para recordar el 474º aniversario del primer asentamiento español en el Río de la Plata -el fuerte Sancti Spíritu- los jóvenes le dieron a Reutemann una carta pidiendo que se concretaran las obras.

Nuevo puente

En 2014, tras muchos reclamos de vecinos de la zona para que se ensanchara el enlace vial, fue habilitado un remodelado puente con un ancho de calzada de 8,30 metros, más dos banquinas a cada lado y con defensas laterales de barandas metálicas.

En cuanto al paso de agua, se amplió la sección del puente, que se llevó a 25 metros de extensión, sin apoyo central, con protección de los taludes del canal y cabezales adecuados en hormigón armado. Asimismo, se elevó la rasante de la calzada, y por estar ubicado en una curva de la ruta, se peraltó la estructura y se rectificaron los radios de las curvas de acceso, aspectos que mejoran la seguridad vial.

Mientras se terminaba de construir la obra, en el lugar existió un paso alternativo mediante un puente Bailey montado por Vialidad Nacional, y por el cual sólo se permitía el paso de vehículos livianos y transporte de pasajeros o de servicios de emergencia. En ese lapso se restringió totalmente el tránsito pesado.

Con datos de La Capital.