Hoy por ti, mañana por mi. Carlos Matteo es un joven oliverense que encontró en la producción una oportunidad de vivir, de superarse y de dar una mano. Ya instalado en el sistema de temporadas y variedades indicadas, comenzó a repartir verduras, y luego a vender al público en la carniceria de un amigo. Ante la crisis económica general, desde su lugar, ofrece una alternativa: veinte por ciento a jubilados.
La historia no es ajena a sus raíces. Carlos, recuerda en diálogo con IRÉ que hace por lo menos dos generaciones comenzó el vínculo con la tierra: “Mi abuelo desde el año 56 es productor, después lo acompañó mi papá, se fundieron en el 90 y desde ahí la vienen remando. Ahora me sume yo, vamos a ver que pasa”, bromeó.
El mapa productivo abarca un predio en Timbues donde les prestaron una hectárea, sumado al patio de su casa y a una posible ampliación en otro sector en Oliveros. La cosecha es completamente orgánica, sin agroquímicos. Y la venta también comenzó de manera artesanal: “Vendo por celular y también voy a los lugares alejados como el Balneario, el barrio Toba y en algunas chacras. Estoy tratando de hacer como hacía la gente de antes”.
Ese contacto directo con los vecinos y los distintos puntos le presentó una compleja realidad económica y social: “Se ve mucha pobreza vendiendo en la calle, es una locura. Está muy complicado todo”, reflexionó. En ese contexto se le ocurrió realizar un pequeño aporte: Un 20 por ciento de descuento para los jubilados.
Sobre la propuesta avanzó: “El 20 por ciento funciona muy bien y me pone contento, no por la venta sino por que sé que es gente que lo necesita y me hace sentir bien. Igual solo lo hago con los abuelos para no joder a los otros comerciantes. Al producir el costo se reduce mucho y no quiero tampoco que me agarren bronca por querer dar una mano”.
Ahora, ante el inminente crecimiento que tuvo el sistema consiguió un espacio en una carnicería de un amigo ubicada en Buenos Aires y Alsina: “Es todo orgánico lo de estación. Lo otro traemos del mercado”. A los interesados sobre las verduras de estación detalló: “Ahora queda poco de acelga, rúcula, repollo, remolacha, perejil, lechuga y calabazas. En agosto ya arrancamos con papa, tomate y pimiento”.
Aferrado a riqueza del suelo, fiel a su estilo rebelde, Carlos entendió que podía hacer algo más. Encontró en un detalle la grandeza de una sonrisa, de dar una mano, de ponerse en el lugar del otro. Y en ese envión revolucionario, desea además que sean otros tantos los productores que se sumen a la iniciativa.