Las Olimpiadas Oliverenses lo hicieron de nuevo. Cientos de chicos con sus familias compartieron durante diez intensos e inigualables días, juegos, deporte y camaradería. El sueño de Edgardo Raymonda fue semilla en un puñado de jóvenes que replican la historia, organizan todos los detalles, contagian a los capitanes, convocan a las familias y generan uno de los eventos más entrañables. “Es un orgullo, siento una emoción terrible”, confió Pelado en IRÉ. 

Las actividades tuvieron lugar entre el 17 y 29 de enero, luego de que los dos años anteriores el evento debió suspenderse por la emergencia sanitaria que impuso la pandemia de coronavirus. Este verano ganó el equipo azul, pero sin quitarle mérito, el gran premio fue social y colectivo.

Las Olimpiadas venían realizándose de manera ininterrumpida desde el año 2015, organizadas por los jóvenes que en su infancia habían participado de las ediciones que organizó Edgardo entre 2005 y 2010, y que tenían ganas de que los más chicos tengan también esa maravillosa experiencia.

En diálogo con IRE, el ahora jubilado profesor de educación física y ex presidente de Sportivo Belgrano, Edgardo Raymonda, se refirió al respecto de las últimas ediciones y expresó: “Para mí es una emoción terrible, creo que es el mejor premio para un docente tener el reconocimiento de sus alumnos”.

Su sueño es que los chicos “no aflojen y continúen” haciendo historia con esta actividad, ya que faltan solo dos ediciones más para que se cumplan los 50 años de aquella primera vez que corrió la antorcha por el pueblo, en el marco de la ceremonia inaugural.

También confió que está escribiendo un libro sobre el evento y ya tiene los bocetos de una primera y segunda parte. Su idea es conseguir algunos patrocinadores para luego poder distribuirlo en formato PDF.

Por otra parte, recordó aquella primera vez en que los chicos le manifestaron sus ganas de retomar el evento que él había gestado y sostuvo: “Al principio tenían miedo, pero luego se animaron y entre todos tomaron la posta y lo están haciendo muy bien”.

“El secreto es ponerle alma, corazón y vida, luego los participantes hacen el resto. Realmente se fueron afianzando y las experiencias de los chicos se superan año a año”, sostuvo Edgardo y destacó que hay algunos casos en que tres generaciones de una misma familia han participado de la actividad a lo largo de los años.

Organización y corazón

En cuanto a las Olimpiadas Oliverenses, el ex profesor contó que su realización lleva una preparación previa, que comienza con la elección de la fecha de inicio. Luego hay todo un arduo trabajo para conseguir los sponsors que financien las remeras para los equipos y otros gastos. Por último, una vez que todo eso está contemplado, comienza la etapa de inscripción, la elección de los grupos y luego sí, toda la actividad de las competencias. 

Para Edgardo una de las noches más importantes y divertidas es la Gala Recreativa, donde luego se lleva adelante la entrega de premios y se anuncia al equipo ganador de entre los tres participantes. Más allá de los méritos logrados por equipo en cada disciplina, que es lo que lo lleva a la coronación, todos los chicos terminan ganando, por el valor que tiene el evento en pos de la integración, el compañerismo y la entrega en un contexto de unión social.

“El brillo se lo da la energía de los participantes que compiten sanamente y se divierten llenando el club de bullicio. Me atrevo a decir que es algo único que se realiza en nuestro país, ojalá tengamos la dicha de seguir disfrutándolas”, dijo.

Orgullo y legado

Las Olimpiadas generan grandes expectativas año a año y en cada edición se fue potenciando con la iniciativa de cada joven que se suma a colaborar y ser parte. Junto con la colonia de vacaciones es la actividad más esperada del verano, con 10 días a puro deporte, donde azules, rojos y blancos, que definen sus integrantes al azar, compiten por ser los máximos protagonistas de cada edición.

El ex jugador profesional de fútbol, Tomás Costa, dijo: “Participar de las Olimpiadas Oliverenses con Lola es realmente increíble. Edgardo Raymonda fuiste un visionario y debes estar orgulloso de que este grupo de adolescentes siga el legado de hacer algo tan maravilloso”.

“El resto del pueblo y el Club Sportivo Belgrano de Oliveros tenemos que ayudar a que cada vez sea más grande y todos tengan la posibilidad de vivirlo. A los organizadores les agradecemos de todo corazón y nos comprometemos en ayudarlos en lo que haga falta para continuar el legado”, agregó.