Convocado por el senador por Iriondo, Sebastián Mascherano se encuentra recorriendo todas las localidades del departamento para realizar una charla de concientización sobre las adicciones en los distintos colegios y a través de su experiencia personal de vida. Ayer disertó para los alumnos del Juan XXIII de Oliveros y hoy visitará Carrizales. 

Luego de encuentro, Sebastian Mascherano, el vecino de San Lorenzo visitó IRE y no se guardó nada: “La enfermedad empieza en el seno familiar, nadie consume porque le gusta, ni por culpa de los amigos, uno consume para llenar vacíos del corazón. No todos tenemos la misma forma de afrontar la vida, quienes encontramos la forma de anestesiarnos en la sustancia, es porque somos más débiles”.

Así, refirió al consumo como un flagelo, definiéndolo como una autoagresión. También apuntó al alcohol, que sostiene, es el puente de entrada hacia otras sustancias, pero que todavía no está tan mal visto en la sociedad, por lo que hay que hacer hincapié allí, y no naturalizar que los jóvenes consuman alcohol desde tan temprana edad.

“Uno empieza por curiosidad, por pertenencia, por no ponerse limites, por no decir que no, por no escuchar. Nadie se levanta un día y piensa que le va a gustar la cocaína o la marihuana. Hasta muchas veces se fantasea que la marihuana es natural y menos perjudicial que otras drogas”, enfatizó.

En ese sentido, sostuvo que una de las cosas que más afecta la enfermedad, es que quita fuerza de voluntad y se pierde el sentido de la responsabilidad y agregó: “No podes pensar, ni sentir, no te interesa la vida, ni la vida del otro tampoco. Es una autoagresión, porque cuando no te querés cómo podes querer al otro”.

Además, remarcó que hay padres a los que les cuesta problematizar el consumo y darles otra perspectiva a sus hijos, poniéndoles los limites necesarios. “Es importante poder dialogar, a veces como padres hacemos cosas que a los hijos les causan dolor, temor frustración y aquellos que son vulnerables encuentran la mejor evasión en la anestesia”, subrayó.

Las charlas, tal y como comentó Mascherano, apuntan a dejar una enseñanza a los jóvenes “para que puedan proyectarse y que tengan ganas de ser alguien” sin arruinar su propio futuro, y a que todos los actores de la sociedad se comprometan para erradicar el problema.