“Ésta vez no sé si voy a poder recuperarme”, dice Javier con los ojos húmedos. En dos horas el agua del Río Carcarañá avanzó tanto que ni siquiera llegó a sacar la misma cantidad de pertenencias que hace menos de un mes cuando una creciente castigó la zona. Sus hijos ya no estaban en la casa, sino que partieron junto a su mamá a un lugar seco. (más…)