Afortunadamente el animal cayó en manos de Claide, una vecina que se solidarizó y más allá del peligro de acercarse al animal, decidió darle cuidado, atención veterinaria y mucho amor. Pero, a casi cuatro días, cuando el caracará comenzó a mejorar de ánimo y se compuso descubrieron su malestar: tiene un impacto de bala arriba de una de sus alas. 

La indignación no tardó en llegar, “todo lo que es pasa viene de la mano del hombre”, se quejó la mujer que vive por calle Entre Rios que observó al animal días atrás gritando de dolor precipitandose en un árbol. “Lo triste fue ver a los otros tres que lo acompañaban, dando vueltas, mientras él gritaba como pidiendo auxilio”, confió diálogo con IRE.

Sin dudarlo agarró el ave de unos 50 centímetros de alto con precaución y le proporcionó un hogar con agua, alimento y atención veterinaria. “Ojalá pueda volver a volar”, deseó. Los primeros días fueron duros no comía ni bebía, pero de a poco fue tomando fuerzas. Lo llamativo fue el descubrimiento de las últimas horas: A Pipi, como lo bautizó, le dispararon. 

El animal tiene un impacto de bala arriba de un ala y es lo que le impide retomar el vuelo, por eso, luego de proporcionarle antibioticos para fortalecerlo esperan una recuperación más lenta de la prevista. No obstante Claide ya comenzó con sus ideas para que retome su rumbo y prevé inmediatamente se sienta mejor llevarlo a la zona de campos para que recupere su libertad. 

La decisión altruista y generosa de la vecina oliverense deja entrever además el daño que alguien más le generó. Así como las dos caras de la moneda. Todavía habrá que trabajar más en afianzar la importancia del respeto por la naturaleza y el medio ambiente.