El Centro de Jubilados Provinciales de Oliveros debió lamentar en el marco de la pandemia la pérdida de Pilar Franetovich, quien era la presidenta de la institución. En consecuencia, la comisión debió reorganizarse y desde hace poco más de un mes y medio confirmó sus 16 nuevos integrantes que, sumado a los colaboradores, empezaron a proyectar nuevos desafíos.

En diálogo con IRE, la flamante nueva presidenta, Delia Rivas, sintetizó: “Fue complicado, pero estamos acá. Tenemos mucha gente detrás que nos ayuda mucho y entre todos, estamos tramitando nuevos proyectos. estamos dándole para adelante”.

Por su parte, la secretaria Susana Sartori, sintetizó: “Siempre me ha gustado trabajar para el bienestar de la comunidad y ahora que estoy jubilada, empleo mi tiempo ocioso en algo útil y bueno, especialmente para los adultos mayores”.

“Nos reorganizamos y se armó la nueva comisión con gente nueva. Hay muchas cosas para hacer y gestionar. Hay mucho para trabajar”, agregó la actual vicepresidenta, Virginia Petrelli.

En principio, con la reapertura de las actividades tras las restricciones por la pandemia, comenzaron a funcionar los talleres de yoga y karate infantil. También hay una academia de idiomas y un consultorio de abogado en el quincho. Además, está en alquiler el salón para distintos eventos.

Asimismo, luego de recibir una capacitación por parte de la federación santafesina, comenzarán a brindar un curso gratuito para la utilización de celulares e invitan a quienes estén interesados en aprender sobre estas tecnologías. También está la posibilidad de tramitar nuevos cursos y que vuelva a haber una podóloga.

Por otra parte, el 8 de diciembre será la tradicional fiesta del arbolito de navidad. Desde la comisión ya se organizan para poder llevarla a cabo. “Es bien propia del Centro de Jubilados, hace muchos años que tenemos esa fiesta”, indicaron.

“Tenemos mucho para dar y para enseñar”

Susana también se hizo un tiempo para leer un texto de Julio Cortazar titulado “Aplastamiento de las gotas”. “Nos pinta de cuerpo entero a la comisión y su objetivo”, indicó la secretaria. El mismo reza:

“Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.

Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.”

Es que para ella, al reflexionar con el texto, hay dos tipos de gotas: “Las que se aferran, quieren crecer y no entregarse tan fácilmente y aquellas que se suicidan, que se dejan caer tal vez antes de tiempo”.

“Me impactó porque lo relaciono con los dos grupos de jubilados: aquellos que se aferran a la vida, que tienen un contexto familiar que les favorece y le da ganas de vivir, de crecer y de seguir siendo útil para esta sociedad y aquellos que el entorno no los favorece, que no los ama, no los cuida ni los respeta y se dejan morir, ya no les importa la vida”, dijo.

Y agregó: “Uno de los grandes objetivos de nuestro centro es trabajar para que no suceda eso, para que el jubilado esté cuidado, para luchar por sus derechos y que se nos reconozca como personas útiles para esta sociedad. El adulto mayor no es un estorbo, no es alguien que ya no pueda dar nada”.

Asimsimo, lamentó: “Nos preocupa la discriminación que sufre el adulto mayor en la sociedad, vemos que no se los respeta, que no se los cuida y no se los valora. Estamos trabajando para darle un lugar en nuestra sociedad al adulto mayor y que no se encuentre al margen, queremos ser partícipes y trabajar para la comunidad. Tenemos que aprovechar las ganas que tienen de seguir trabajando y colaborando”

Y finalizó: “Apelamos a la sociedad y a las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales del pueblo, a que le den un espacio a los adultos mayores en sus comisiones, porque tienen mucho todavía para dar y para enseñar, con su experiencia, sabiduría y tiempo para regalar y ayudar a crecer”.