El sueño de llegar al viejo continente abrió el camino y Agostina Noé, con sus 17 años, desfiló vestiga de Dior. Sucedió ayer con un imponente marco, de una de las marca de renombre interncional.
Desde Dior describieron la presentación de la temporada otoño invierno 2019 2020 de la siguiente manera: “Cada nueva colección es una alquimia que nace de la confrontación de las imágenes, de los cuerpos, de las siluetas y del lenguaje. Para Maria Grazia Chiuri, este mecanismo de creación no es ya una ruptura con el pasado, sino, por el contrario, un redescubrimiento que invita a celebrar la riqueza de los códigos de la Maison.
Para esta colección de Prêt-à-Porter, el interés de la directora artística por las Teddy Girls —homólogas femeninas de los Teddy Boys, una de las primeras subculturas inglesas— es una manera de reinterpretar la década de 1950, los años de la posguerra marcados por el New Look de Christian Dior y poco explorados, hasta ahora, por Maria Grazia Chiuri. Las Teddy Girls, reinas de un desolado paisaje, son mujeres atrevidas de peinados extravagantes, que lucen chaquetas masculinas con cuello de terciopelo de estilo eduardiano, amplias faldas, vaqueros y cazadoras de piel negra.
Estas referencias aportan una nueva luz sobre la década de 1950, a la que Maria Grazia Chiuri eligió asociar la figura de la princesa Margarita. En 1951, la rebelde joven decidió lucir un vestido Dior —en lugar de recurrir a un modisto británico— para el retrato oficial que pintó Cecil Beaton con motivo de su cumpleaños número 21.
Fascinado por la mezcla de clasicismo y subversión, de elegancia y rebelión, tan propia de la cultura inglesa, Christian Dior obtuvo allí numerosas fuentes de inspiración, como lo demuestra la exposición Christian Dior, couturier du rêve, que se presenta actualmente en el Victoria & Albert Museum, en Londres. Maria Grazia Chiuri vuelve a apropiarse uno a uno de los códigos Dior y se inspira, a su vez, en este vocabulario para imaginar las creaciones del futuro.
La escenografía del desfile presenta el abecedario –cuyas letras están representadas cada una por un cuerpo femenino– concebido por Tomaso Binga, artista italiana que escogió un seudónimo masculino como una forma de parodiar los privilegios reservados a los hombres. Una manera de volver a conectar las piezas de la colección con una idea de la feminidad que trasciende el género y el cuerpo, y con el proyecto identitario tan valorado por Maria Grazia Chiuri para reinterpretar la historia de Dior”.