Aquella respuesta de la mamá de Gisel la paralizó. ¿Juegan con los juguetes que les enviamos?, consultó interesada Mayra. Y la tímida voz respondió: “A veces les doy los juguetes, son los únicos que tienen, hay que cuidarlos”. Y nada volvió a ser igual. Éste día del niño, luego de un largo camino recorrido los 18 chicos recibieron un regalo, y entregaron a cambio una gran sonrisa. 

Un abrazo bastó para que algo se despertara. Perdidos en medio del camino hacia salinas grandes en el norte argentino la familia Moreno frenó y se encontró con tres niños hospitalarios que los recibieron. Las pocas frases que intercambiaron hicieron mella y bastaron para que una vez en la pampa húmeda y cercanos al mes de agosto se produjera un intenso recorrido de llamados. La búsqueda fue increíble, como de película, hasta que dieron con gisel, sus hermanitos y sus compañeros en Cuesta del Lipan, Jujuy.

“Se acerca el día del niño y pensamos en ellos que tienen tan poco”, decía Mayra a ésta altura del año pasado. Primero enviaron una encomienda con libros, golosinas, y juguetes para los tres hermanitos que conocieron. Después se encontraron con las 18 historias que esperaban ser escuchadas, con una maestra con una entrega tal que valía la pena ayudarla.

En los últimos meses de 2016 se generó una cruzada solidaria que llenó un camión: bancos, libros, calzado, ropa, alimentos y hasta bicicletas partieron rumbo al norte. Pero hubo un detalle que quedó guardado: Los 18 regalos para el día del niño. Éste año, todos sonrieron para la foto. Éste año, todos tuvieron un juguete. Desde éste año, ya nada será igual.