Nuevamente una anaconda amarilla apareció en el río Paraná, esta vez en la zona de La Paz, donde sorprendió a tres jóvenes que decidieron tomarse algunas fotos con el animal. Aproximadamente un mes y atrás, un ejemplar de víbora curiyú fue visto en el balneario municipal de Piedras Blancas, Entre Ríos.

En aquella ocasión, la serpiente de gran tamaño causó pánico entre los turistas que estaban en el lugar, pero en esta oportunidad, los jóvenes de entre 23 y 26 años que la hallaron, se tomaron algunas fotografías con ella, las presumieron en redes y dejaron que el animal siguiera su rumbo.

Según detalló uno de los muchachos, se encontraban acampando en la zona, luego se dirigían a pescar y en ese momento la anaconda los sorprendió. “Sentimos un ruido de yuyos al lado. Miramos y ahí estaba cruzando, extendida en sus más de dos metros”, indicó con asombro.

“Hermosa total. Corté una horqueta lo suficientemente grande, como para no lastimarla y la sostuve con ella desde el cuello. Cuando la agarré con la mano, pensaba que iba a hacer más fuerza, pero se mantuvo calma todo el tiempo. Nos tomamos unas fotos, unos videos y la dejamos seguir su camino. No atinó nunca a morder, ni esas cosas”, detalló.

De acuerdo con el biólogo Alfredo Berduc, su nombre científico es Eunectes Notaeus, se la llama también anaconda amarilla. Es una boa constrictora que en ese tamaño no representa peligro alguno.

“Si se la hostiga, puede morder, pero no tiene veneno y no es peligrosa para los seres humanos. Este tipo de serpiente habitualmente llega desde el norte, donde las temperaturas le dan chances de reproducirse”, explicó el especialista en la anterior ocasión, cuando el ejemplar apareció en Piedras Blancas.