Fue una jornada distinta, donde la democracia se vistió de gala y congregó a un centenar de vecinos curiosos y expectantes en el Club San Julián. Al frente en una mesa larga Susana Gobbo, la presidente comunal, junto a su grupo de trabajo. También el contador y las abogadas. Cada uno a su turno repasó lo trabajado en los primeros meses de gestión y concluyó con una docena de preguntas de la comunidad.
Fueron más de dos horas donde no voló una mosca. El silencio absoluto del colmado salón del Club San Julián daban cuenta de lo llamativo de la propuesta a asamblea popular y de las expectativas. “Vinimos muchos vecinos de la costa”, referenció a IRE uno de los señores que llevaba un papel en la mano con dos página de necesidades e inquietudes que habían charlado previamente en el balneario y entregarían.
Luego de una breve presentación de la presidente comunal, comenzó el contador público a cargo de la auditoría de los últimos dos años. Expuso temas puntuales y puso a disposición de quien considere o necesite mayor documentación. Puntualizó allí los puntos claves que a su vista significaban irregularidades a la ley de municipios y comunas.
Poco después, siguieron los integrantes del grupo de trabajo abordando salud, educación, cultura, obras y servicios públicos, área social, gestión y planificación, el balneario y el área legal que incluyó además de las presentaciones en la justicia el ordenamiento de la localidad.
Los datos recorrian el power point que se mezclaba con postales de cada uno de los items. Diez meses en una hora y media, un gran desafío. Pero hasta ahí el turno había sido del “rendir cuentas” que propuso en la convocatoria el gobierno actual. Y quedaba pendiente la escucha.
Lo impredecible se volvió un ping pong de preguntas, que llegaban de todo el salón. Que se fueron respondiendo desde las distintas áreas. Desde seguridad, menores en motos, camino a la costa, destino final de los residuos, seguimiento del caso judicial de la empleada comunal del área del radar o estrategias para atraer al turismo.
El clima fue de diálogo y esperanza. Con una concepción de política participativa, cercana y “transparente”. Palabra clave que el grupo de trabajo potencia desde el inicio. “Hay temas a los que podemos responder y hay otros, que no dependen directamente de nosotros, que podemos explicar cómo los estamos gestionando”, resumió al micrófono Gobbo. Quien escuchó y cerró afirmando se lleva “las inquietudes de los pendientes”.
Monje vivió una jornada de democracia con respeto y escucha. Entre pares, con una linealidad de construcción que desprende mucho más que solamente gobernar. El pueblo se animó a plantear cercanía con responsabilidad, esa de hacer para, por y entre todos. Sin dudas, la construcción de una mejor comunidad es el desafío de todas las partes, y sólo actuando juntas, en una misma dirección, podrán potenciarse.