Pasó de dormir en una plaza y revolver tachos de basura en busca de comida a convertirse en referente del fútbol femenino; fundar la Asociación Femenina de Fútbol Argentino (AFFAR), armar el primer equipo de chicas ciegas de Buenos Aires y disertar en la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en Nueva York sobre su trabajo para empoderar a las mujeres y darles herramientas para tener una vida mejor. También fue madrina por primera vez y en la región: del equipo de fútbol femenino infantil Granaderos. Ahora presenta su libro: Alta Negra.

“Si cuento mi vida es porque tiene algunos hechos extraordinarios que la convirtieron en una existencia más visible que otras. Pero también porque tiene gran parte en común con la de muchas niñas y jóvenes que pueden sentirse identificadas y acompañadas y eso, creo, le da más valor a esta historia”, presenta en su sinopsis la presidenta de la Asociación Femenina de Fútbol Argentino.

La historia de Evelina Cabrera es una entre millones. Tiene, como ella dice, 70 años comprimidos en sus 33. Pasó de una infancia vulnerable a ser una referente del fútbol femenino, crear la Asociación Femenina de Fútbol Argentino y dar una conferencia en la ONU sobre su trabajo social con las mujeres, a quienes brinda herramientas para empoderarse y cambiar su vida.

Hoy es un ejemplo de superación, de búsqueda y de una activa militancia contra toda forma de discriminación. Evelina forma parte de una época en que las mujeres marcan un rumbo diferente, alejado de roles estereotipados, liberadas de mandatos restrictivos, y en este mundo nuevo alza su voz.

Una historia que es, y puede ser también, la historia de muchas.