Graciela y Antonio enfrentan una compleja situación económica y necesitan de la solidaridad de la región para salir adelante. Ella debe dializarse todas las semanas y su pareja debe acompañarla. En los últimos días les llegó una orden de desalojo y todo se complicó aún más.  

En diálogo con IRE, Graciela Bustamante contó que tiempo atrás sufrió una triple fractura en una pierna. Se sometió a una operación donde le colocaron tres clavos, pero su cuerpo los rechazó, derivando así en una gangrena. Debido a la infección, los profesionales procedieron a amputar la pierna.

La vecina se las rebuscó para seguir su vida con normalidad, pero al tiempo sufrió una nueva infección: una úlcera en el talón de la otra pierna, debido a la diabetes. Pese a los esfuerzos, no hubo más remedio que una segunda amputación.

“Ahí la situación se tornó mal. Él -Antonio, su pareja- tuvo que dejar de trabajar para llevarme a diálisis y ayudarme. Se complicó todo. Yo contaba con mi pensión pero ahora es imposible, no alcanza. Yo no puedo enfrentar un alquiler”, confió la vecina.

A la durísima situación se sumó otra terrible noticia: la familia recibió una orden de desalojo y deberá abandonar su hogar. Por suerte, en medio de la angustia y desesperación, la pareja de su hija les tendió una mano ofreciéndoles parte de su terreno para que hagan una vivienda. Aún así, restan conseguir los materiales por lo que necesitan del apoyo de toda la región para iniciar la construcción.

Su pareja, Antonio Zumoffen, también enfrenta un problema de salud que le impide desarrollar sus tareas con habitualidad y tras quedarse sin trabajo se dedicó a la pesca, pero ahora debe priorizar a su familia y acompañar a su esposa e hijo.

“Es lo que nos tocó y lo vamos a enfrentar. No hay otra, no podemos tirarnos atrás. Se me complica, pero no voy a abandonar”, expresó Antonio, evidenciando el gran amor por su familia y las ganas de salir adelante.

“La estamos pasando mal. Estar así me pone mal porque yo no decaigo, me levanto y sigo luchando”, expresó Graciela y refiriendo al desalojo, finalizó: “Nunca fue nuestra intención quedarnos con la casa, nosotros queremos salir. La situación que estamos pasando nos complicó mucho, pero esta casa no es nuestra y con cosas ajenas no nos quedamos”.

En tanto, necesitan del apoyo de toda la región para empezar a conseguir los materiales y construir su nuevo hogar en el terreno que les cedió su yerno. Antonio también tiene el deseo de conseguir trabajo durante la tarde, por lo que se ofreció a realizar distintas tareas, para seguir sumando esfuerzos y poder salir de esta complicada situación que hoy les toca vivir.