Este día del padre no será igual, como seguramente ellos tampoco. Morena y Luciano Sola están en Rusia gracias al concurso de Mc Donalds donde la pequeña se “convirtió en héroe”. El desafío contempló ingresar al primer partido del mundial con la camiseta celeste y blanca, y disfrutar del himno con los jugadores. Su papá la acompañó y en el último día del gran viaje simpliflicó: “El mejor regalo que me pueden haber dado en la vida”.

“Lo que vivimos ayer fue único”, dijo emocionado Luciano. Recien llegaban de un partido amistoso que realizaron a la mañana los once chicos argentinos, junto a los once de Islandia. Luego visitaron un castillo tradicional de Rusia. En ambas experiencias los niños fueron vestidos para la ocasión: primero con camisetas y ropa deportiva, luego con un atuendo originario ruso. 

Pero pese a que el disfrute es extenso a cada propuesta, ayer fue el día clave. “Cuando ibamos al estadio me empezó a agarrar un cosquilleo en la panza, imaginate cuando Morena entró en la cancha, ver tanta gente, todos cantando el himno, imposible que no se te llenen los ojos de lágrimas”, dijo el papá. Y enfatizó: “Ella se lo merece porque es muy buena personita”.

El hombre entiende la magnitud de lo que significa el juego mundial, quizas Morena vaya con el tiempo asimilando lo vivido. Aún así las emociones la invadieron: “Me dijo que cuando salieron los jugadores de calentar ellos ya estaban preparaditos para salir en la fila, entonces pasó Messi y les choca los cinco a todos los chicos. Ella entró con Biglia, no sabía con quien le iba a tocar. Cuando estaban por salir lo miró y le dijo “vamos a ganar hoy”, y él la miró y le dijo: “Claro que vamos a ganar””. Más allá del resultado que fue 1 a 1 la pequeña logró con simpleza transmitirle su deseo y estímulo al equipo.   

Cuando dieron la orden todos salieron en fila detrás de la pelota. “Le temblaban las piernitas de lo imponente del estadio”, contó su papá. Se la veía seria, el mundo la vio, en la pantalla de televisión. Y entre tanto estaba la ilusión de los argentinos, de Santa Fe, de la región, de su familia y vecinos en Monje. 

Con una gran sonrisa, Luciano amplió: “Ella está muy feliz, muy agradecida, con los que la saludan, con los que le regalaron el viaje”. Y pese a que el astro del fútbol los saludó a todos, ella sintió una emoción especial por otro jugador: “A ella le gusta Messi pero le encanta Dybala, es fanática. Cuando lo vio quería ir a sacarse una foto. Estaba Maradona también”. 

Ahora, con seis horas de diferencia, padre e hija estaban descansando del partido y la recorrida, y continuarán el último día del itinerario: “A la tarde vamos a un crucero por todo el río de Moscú y cenamos ahí. Mañana a la mañana tenemos libre, y nos vamos al aeropuerto a la tarde porque volamos a la noche, nos quedamos en Buenos Aires y el miércoles volamos a Rosario. Estamos llegando a las 9 a Rosario, y cerca de las 10 a Monje”. 

El sueño mundialista se cumplió con creces. Morena no sólo demostró que puede perseguir su pasión que es jugar al fútbol en una liga de varones, sino que además nada la detiene. Su empuje, su valentía, la llevaron al corazón del mundial. Un sitio con el que sueña cada uno de los fanáticos de la disciplina. Sin dudas, este día del padre no es igual. Sin dudas, ellos no serán los mismos.