Gina es una joven de Maciel que en 2015 sufrió una encefalitis y durante los últimos tres años se encuentra bajo rehabilitación con profesionales de Rosario. Sin embargo, su tratamiento se vio interrumpido por la pandemia y con mucho amor, su familia debió apostar a la creatividad para que la adolescente pueda no solo continuar con la rehabilitación, sino también disfrutar de pasear por el pueblo. Hoy el desafío está más cumplido que nunca y su sonrisa lo define todo. 

Martín Morante es el papá de Gina y en diálogo con IRE confió que en 2015 la adolescente sufrió una convulsión por más de una hora y media, en el que incluso atravesó una hora sin vida. Tras ese incidente, permaneció un mes en terapia intensiva y otro mes en sala general. Finalmente le diagnosticaron encefalitis por anticuerpos y continuó con internación domiciliaria.

Rodeada del amor de su familia, Gina comenzó un tratamiento con profesionales en Rosario y en ese contexto, terminó séptimo grado y fue al viaje de egresados junto a sus compañeros. La adolescente de 17 años lleva adelante un continuo trabajo de rehabilitación en los últimos tres años, que por la pandemia y la imposibilidad de viajar, quedaron suspendidos.

Ante esa situación, su papá apostó a la creatividad y fabricó un cuatriciclo adaptado para que pueda seguir ejercitandose y además, disfrutar de pasear por el pueblo. “Fueron tres meses de trabajo a prueba y error pero quiero demostrarle a mi hija que nunca vamos a bajar los brazos, siempre se puede. Lo último que se pierde son las esperanzas”, confió Martín a IRE.

Gina recibió el regalo con mucho entusiasmo y así lo refleja con su gran sonrisa. “Ella está feliz y nosotros como familia mucho más”, expresó el padre, quien agregó: “Así como creo en Dios, me gusta provocar las situaciones para que se generen los milagros, porque no es cuestión de sentarse y esperar”. 

“Quería compartirlo con otras personas porque puede haber algún papá o alguien que esté necesitando algo parecido y nos gustaría poder aportar alguna idea o ayudar. Yo también recibí ayuda de un mecánico y psicomotricista. Nunca hay que bajar los brazos, siempre se puede y hay que disfrutar el momento”, finalizó.