Silvia Galarza tiene 31 años, es de Calilegua, Jujuy. Llegó hace cinco meses a Maciel luego de vivir situaciones de violencia en su hogar. No vino sola, sino con siete de sus ocho hijos. Hoy les pide ayuda a los vecinos de Maciel, y al estado para reiniciar su vida. 

Luego de conocer a Silvana de Villa La Ribera, una vecina de Maciel nos acercó la situación de Silvia. Luego de varios intentos, finalmente hoy pudimos conocerla, y ahondar en su historia. 

Afuera de la humilde casa de su hermana, Silvia nos contó un pedacito de su vida: “Tenía problemas con mi marido, él me golpeaba. Y así decidí venirme para acá”. Su hermana y su papá viven cerca del canal Maciel, a pocos metros del Hospital Meroi. “Mi hermana me ayuda, no me alcanza para alquilar. Lo que necesito es un lugar donde vivir con los chicos”, explica.

Silvia salió de Jujuy ante una necesidad de cambio, con lagrimas en los ojos reconoce violencia de género. Hoy le pide ayuda a la región, y sobre todo al estado. “Tengo ocho hijos, uno está con el papá hasta que termine los estudios de séptimo grado y después se viene. El más grande tiene 14, el muchachito que está en Jujuy tiene 13, La nena de 10, un nene 7, otro de 6, otro de 4, una nena de 2 y el más chiquito 6 meses”. Son seis varones, cinco acá y dos nenas. 

No fue simple ni fácil salir de su casa, tomar la decisión: “Vine con el bebé y con la nena de 2 años. Después fui a buscar a los otros y el papá no me los quería dar, ahí se vino el mayor. Y volví a ir y los traje a todos, salvo el nene que quedó allá”.

Al consultarle sobre la escolarización de los chicos reconoció que todos cuentan con su documentación, que van a la escuela y al comedor. Menos al más chiquito que desde el hospital le brindan la leche. Lo que necesitan es un hogar: “Acá estamos viviendo muy incomodos porque la casa es chiquita, tiene una habitación que mi hermana me la prestó para nosotros y ellos están en el comedor, ahí juntamos dos camas de una plaza para dormir todos”.  

Silvia llevó a la comuna local sus necesidades: “Le conté a la asistente social de acá mi situación pero con el problema de la comuna no pude volver. Ella me dijo que podía ayudarme a hacer el plan de 7 hijos, y eso estoy esperando”.

Con respecto a los chicos: “Les hace falta calzado, algun roperito para guardar sus cosas, pantaloncitos para la escuela”. Al finalizar y como mensaje a los vecinos, expresó: “Les diría que se pongan en mi lugar y que vean como pueden ayudarme. No tengo palabras”.

Silvia charlaba con nosotros con el bebé en brazos, mientras que los más chicos jugaban alrededor. Su inocencia no les permite siquiera suponer lo que su madre atravieza noche a noche para garantizarles esas sonrisas.