Milton Quiroga es un joven de Maciel que hace un año se encontraba atravesando un difícil momento en medio de la pandemia de coronavirus. El vecino de 28 años, conocido por todos como Ponchi, debió ser internado por un cuadro grave luego de contagiarse y hoy recordó en IRE cómo le afectó la enfermedad viral: “Aún hay lágrimas que se caen y miedos que no se han ido”.

Fueron 27 días de total incertidumbre tanto para él como para su familia. Todo comenzó con ocho días de reposo en casa, tras conocer el diagnóstico positivo. Luego su cuadro se agravó y pasó tres días de internación en terapia intermedia, con oxígeno.

La situación se volvió viral cuando desde el club de sus amores, Alba Argentina, pidieron cadena de oración para acompañar al joven y esperar una pronta recuperación. Entonces, rápidamente todo el pueblo se unió para enviarle fuerzas al joven.

La preocupación creció cuando tuvo que pasar a terapia intensiva inducido en coma, situación que atravesó durante 11 días. Pero el alivió finalmente llegó, cuando comenzó a mejorar y lo pasaron a sala común.

Recibí el alta el 2 de junio y volví con la condición de realizar rehabilitación, ya que tantos días de sedación me hizo perder el 60 por ciento de la masa muscular, entonces necesitaba ayuda para todo”, contó Ponchi en diálogo con IRE.

Así, con la rehabilitación kinesiológica y el acompañamiento de la familia, el joven fue recuperando fuerzas tanto físicas, como mentales y energéticas. “Fue un proceso muy duro, donde tuve que someterme a muchos estudios”, detalló.

Tal fue el impacto del virus que hasta el día de hoy se encuentra con la capacidad pulmonar reducida. “Volví a mi rutina normal hace dos meses y si bien laboralmente aún estoy haciendo tareas livianas, sigo mejorando día a día mi fuerza y mi capacidad pulmonar, que con el correr del tiempo espero recuperar”, aclaró.

Más allá de eso, hoy prefirió recordar lo bueno. “De todo este proceso, pero más aún de mi tiempo de internación y sedación, podría dar cuenta de muchas cosas que experimenté más allá de lo tangible, pero prefiero simplemente seguir dando las gracias”, dijo.

Y manifestó: “Si hay algo que puedo asegurar es que todo el amor y las buenas energías que me enviaban las sentí, las ví y las recibí. Gracias a todo eso y la labor del personal de salud del Sanatorio Parque, hoy lo puedo contar”.

Al consultarle si algo cambió en él, luego de atravesar ese difícil momento, Ponchi sintetizó: “Hoy, a un año de aquel momento difícil que pasé y pasó toda mi familia, aún hay lágrimas que se caen al recordar y miedos que no se han ido todavía”.

Y finalizó: “Mis viejos siempre me guiaron y enseñaron buenos valores, que son los que hasta el día de hoy conservo. Creo si cambió mi manera de enfrentar la vida, hoy todos los días doy las gracias, trato de disfrutar y de que pase lo que pase, siempre ir para delante, porque estamos vivos y hay que vivir”.