Este martes, las facultades del Centro Universitario de Rosario, popularmente conocido como La Siberia, amanecieron con un ambiente de protesta activa. A pesar de la toma de los edificios por parte de los estudiantes, el cursado de clases se mantuvo, lo que refleja una estrategia dual: continuar con la formación académica mientras se amplifican las acciones de reclamo. “Las clases se van a dar igual y vamos a sumar actividades culturales y recreativas para visibilizar nuestro pedido”, explicó Micaela, una de las estudiantes que permaneció en la facultad de Psicología.
La decisión de ocupar los edificios se tomó tras multitudinarias asambleas el lunes, donde la mayoría de los estudiantes votó a favor de esta medida. La idea es mantener el normal dictado de clases mientras se crean espacios para manifestar las demandas por más recursos para el sistema educativo.
Micaela destacó que, durante la noche en los claustros, los estudiantes no solo planificaron actividades de protesta, sino que también formaron grupos de estudio para preparar los parciales programados para el martes. Este sentido de comunidad y solidaridad es fundamental en el movimiento estudiantil, donde la colaboración se convierte en una herramienta clave para enfrentar los desafíos académicos y de gestión.
El reclamo de los estudiantes está profundamente vinculado a la situación de la educación pública en el país. “El gobierno nacional viene ajustando fuertemente a la educación”, afirmó Micaela, señalando el reciente veto a la ley de financiamiento universitario como un punto de inflexión. Los estudiantes exigen un presupuesto adecuado que garantice salarios dignos para los docentes, el funcionamiento de las facultades y becas para asegurar que todos puedan acceder a la educación pública sin obstáculos.
El plan de lucha no se detiene; los estudiantes tienen programadas plenarias en cada facultad a partir de las 14 y una nueva asamblea interfacultades a las 16 para definir los próximos pasos. Esta organización demuestra la determinación del movimiento estudiantil de actuar de manera coordinada y efectiva en la defensa de sus derechos.
La semana promete ser intensa, con un cronograma repleto de actividades culturales y recreativas en el marco de la toma. Este enfoque no solo busca amplificar el reclamo por más recursos, sino también fomentar un sentido de pertenencia y comunidad entre los estudiantes. La lucha por una educación pública de calidad continúa, y los estudiantes de Rosario están decididos a ser la voz de este reclamo esencial.