En diálogo con IRE, Valeria Dicarlo, familiar de uno de los chicos que forma parte del hogar Santa Cecilia, sintetizó: “La posibilidad de cierre del hogar sería una violación absoluta a los derechos humanos fundamentales como la dignidad, el derecho a la salud y la educación. Creemos que el estado tiene que garantizar que estos derechos no se vulneren, por eso estamos unidos en esta causa”.

Valeria forma parte del grupo de padres autoconvocados, representando a su hermano Bruno, juntos defienden este espacio que desde hace diez años viene erigiéndose en la localidad de Díaz. “Creemos que es un espacio de pertenencia, con una mirada profunda en la construcción de inclusión. Los chicos son mirados como sujetos de derecho y se construye una forma de inserción en la sociedad para ser respetados”, subrayó.

En primera instancia el grupo autoconvocado apunta a generar conciencia tanto en los vecinos como en los gobernantes y empresarios, en ese sentido Dicarlo expresó: “Queremos apelar a la responsabilidad social, no solo de quienes tienen el poder de decidir y negociar sino también al compromiso de la sociedad”.

Tal como describió la vecina, algunos chicos del Santa Cecilia asisten a la escuela local y al club, además son invitados a distintos eventos como ferias de artesanos y otras actividades donde los vecinos del pueblo participan. “Hay una interrelación con la comunidad que afianza los vínculos de arraigo en el lugar y es fundamental que sea respetado, porque el desarraigo sería costoso para su vida, es importante que se tenga en cuenta a la hora de tomar una decisión”, resaltó.

La situación para las familias es desesperante y exigen “un gesto político que esté a la altura de las circunstancias”, defendiendo el proyecto para seguir mirando a la discapacidad desde un lugar más inclusivo, en relación a ello, Valeria destacó: “Viendo el cambio en los residentes te das cuenta del trabajo serio y comprometido que hacen los profesionales resaltando las potencialidades que tiene cada chico, eso es muy valioso y tiene que ser contemplado”.

En primera persona

Bruno, hermano de Valeria Dicarlo y residente del Hogar, estuvo internado en una clínica psiquiátrica en la ciudad de Rosario, luego ese nosocomio atravesó por un problema económico y ante la preocupación por la calidad de vida del joven, aceptaron la propuesta del Hogar Santa Cecilia de Díaz, pese a la distancia.

Muy conmovida, la vecina detalló: “Nos arriesgamos, con todo el miedo que eso conlleva, para darle una nueva oportunidad y estoy agradecida con todo el personal por el cambio que hizo mi hermano fue maravilloso, lograron que él pueda salir a caminar por las calles y vamos a intentar que pueda ir a la pileta para conectar con otras personas”

En ese sentido, enfatizó: “Todo el trabajo de construir inclusión es invisible, artesanal y sería importante que las personas que tienen el poder de decidir vieran este trabajo tan importante que hacen en el hogar, tendrían que estar orgulloso de lo que se hace por otras personas y de la solidaridad que se construye a diario con toda la comunidad en general”.

La lucha

El caso fue presentado en Santa Fe, en las oficinas de la Defensoría del Pueblo, a donde los familiares autoconvocados llegaron en busca de un organismo que los avale y dé una posibilidad de poder ser parte de la solución desde su lugar.

“Para quienes tenemos la responsabilidad de velar por la calidad de vida de nuestros seres queridos, siempre es una preocupación la posibilidad que se cierre un lugar así, donde ellos están bien contenidos, adaptados, integrados, con redes y vínculos con el personal y la gente del pueblo”, indicó Dicarlo.

Por eso mismo, los familiares comenzaron a organizarse en busca de estrategias que puedan plantear ayudando y colaborando para que la compleja situación se resuelva y en las últimas semanas llevaron a cabo diferentes acciones tales como dialogar con los representantes de la empresa y solicitaron una reunión con el presidente comunal de Díaz.

“Queremos que nos escuchen para que a la hora de tomar una decisión tenga en cuenta a todas estas vidas que dependen de redes solidarias que se tejen con mucho trabajo y esfuerzo que es importante visibilizar”, expresó la familiar del residente.

Siguiendo esa misma línea remarcó: ”Pedimos un gesto político que rescate a todos de esta situación de incertidumbre, tenemos fe y confiamos en que las cosas se van a solucionar”.

En ese marco, días atrás los chicos residentes, por su parte, hicieron lo propio y salieron a colgar distintos carteles en las calles del pueblo para visibilizar esta lucha y apelar al compromiso de toda la ciudadanía con una acción que emocionó, de esta manera dieron una lección poniéndole el cuerpo a la causa.