A pesar de que fue un año duro para Ivan Rosso, el joven piloto del automovilismo zonal coronó una nueva temporada que cerró en el Circuito Cerro de La Matanza en Victoria, Entre Ríos. Emocionado, con un especial recuerdo de su abuelo y con tres copas sobre la repisa, dialogó en IRE.
En diálogo con IRÉ, el corredor remarcó que “fue un año muy duro, donde de 10 carreras, 4 no llegaron a concretarse por abondos”, y añadió: “No sabía si seguir porque el año venía siendo muy malo”.
En línea, planteó la actitud que adoptó para tener mejores resultados: “Me puse con la cabeza fría y cada vez que pasaba algo con el auto, el lunes o martes ya empezaba otra vez. Seguí el ejemplo de mi abuelo que siempre me decía que había que intentar”.
Con el objetivo conseguido y todavía con la sensación de la victoria Rosso manifestó: “Hoy tengo una emoción terrible, no sabía que iba a pasar hasta último momento y aprendí que siempre se puede, que nunca hay que bajar los brazos. Estoy muy contento”.
Actualmente, Rosso se convirtió en tricampeón del automovilismo regional y agradeció a “la familia, los amigos, la Comuna de Oliveros, al Gobierno de Timbúes y a todos los sponsors”.
Una vez más, el dicho se convirtió en realidad y demostró que el automovilismo es un deporte que siempre da revancha. Para culminar, Iván Rosso cerró sosteniendo que “ahora hay que disfrutarlo mucho”.