En las últimas semanas se generó una gran ebullición social luego de enterarse de la instalación de una planta de compostaje para el reciclado de residuos en las inmediaciones del canal de Monje, en Carrizales. Hubo manifestaciones, debates regionales y grandes dudas. Lifschitz apuntó que se “tergiversó” la situación, apostó a llevar tranquilidad con que está “correctamente habilitado por Medio Ambiente”.
El gobernador estuvo presente en el estudio de IRÉ y avanzó sobre los temas que le preocupan a la región. En ese contexto, fue inevitable consultarle su postura acerca de la planta Sergen, el mandatario santafesino detalló: “Son temas políticos locales que sin dudas se entrecruzan con los problemas de la gestión provincial”.
Asimismo se mostró cercano a la repercusión social: “Mantuve una reunión con el Ministro de Medio Ambiente por este tema, y sé que el proyecto presentado está aprobado”. Y vaticinó: “De todas maneras, la Comuna tiene la última palabra. Depende de ellos lograr el acuerdo con los vecinos y solucionar el conflicto iniciado, que es totalmente normal”.
De manera neutral, Lifschitz avanzó con un mensaje a los vecinos: “Deben estar al tanto de los beneficios que la llegada de ésta empresa traerá a la localidad y confiar en la evaluación del Ministerio de Medioambiente. Hay garantías que no va a tener ningún impacto medioambiental”.
Explicó también el objetivo de la empresa: “Realizará tratamientos sobre aceites usados, comestibles, osea que no estamos hablando de ninguna manera de residuos tóxicos”. Y culminó: “Quizas hay gente que no se le ha explicado de la manera adecuada”.