La crearon sus padres pero ahora la administran los hijos. Pasaron 52 años desde aquel incipiente proyecto de fabricar asientos de bicicleta y hoy los “Miguelito” recorren el país. En jaque con las políticas económicas y la apertura a las importanciones, se sostienen siendo los únicos del país. Pasaron épocas muy difíciles, pero hay una veintena de familias que dependen de ellos y jamás hubo un telegrama de despido. Por primera vez en su historia de trabajo, recibieron ayuda del estado nacional y resaltan que las empresas chicas deberías ser más escuchadas. 

En diálogo con IRE, Rogelio Bella, hijo de uno de los fundadores de la fábrica, sintetizó: “Si bien no somos el único emprendimiento productivo del pueblo, somos el único que está un poco despegado de la actividad agrícola, predominante en nuestra región”.

De este proyecto que se sostiene hace más de 50 años, dependen unas 20 familias. “Somos generadores de empleo y para un pueblo como el nuestro no es poca cosa”, profundizó Bella y añadió: “Nuestros empleados no son números, son vecinos, amigos o parientes”.

El sector se vió afectado económicamente en varias oportunidades, sobre todo en el último año y en el momento que asomaba un atisbo de cambio en el mercado, apareció la pandemia por coronavirus. “Los últimos dos años del gobierno de Macri han sido muy complicado para nosotros”, indicó.

Para poder mantener la fábrica en marcha, la única solución que encontraron fue adquirir un financiamiento estatal, lo que significó un endeudamiento del que recién hoy encuentran un alivio, tras ingresar a la moratoria para pymes. “Decidimos no librarnos de nuestro personal y lucharla entre todos”, expresó Bella.

Desde el 20 de marzo hasta el pasado miércoles, la producción se mantuvo suspendida por la coyuntura actual y las medidas preventivas para evitar la propagación del virus y refiriendo a la reactivación manifestó: “Nos encuentra remando en dulce de leche. Parte de los recursos que teníamos lo utilizamos para pagarle el salario completo a nuestros empleados”.

En el país, es la única planta que fabrica asientos en su 100 por ciento, existen otras en distintos puntos que se dedican a la importación y ensamblajes. Y no es menor que la cámara empresarial del rubro se encuentra representada por estos últimos.

En ese sentido, destacó: “Para los que somos fabricantes en esa cadena con repuestos, se nos hace difícil participar de esas cámaras, están pensadas para otra cosa y se hace difícil llegar a los lugares donde se deciden las cosas”.

En 50 años es la primera vez que recurren a una financiación estatal y se utilizó para poder sostener el pago completo del salario de los empleados, en relación a ello, profundizó: “Hay pymes como las nuestras que son un poco invisibles. Laburamos y le ponemos el pecho, pero nos cuesta llegar a donde se cocina el poder”.

“Somos importantes porque mantenemos a la gente en su lugar. Deberíamos empezar a ser un poco más visibles. Que los estados pongan el foco en quienes más lo necesitan”, concluyó el directivo de la planta.