Carrizales está sumido en una gran conmoción. La fábrica de bicipartes El Miguelito forma parte estructural de su trama social ya que albergaba, hasta esta semana, una docena de empleados. Agobiados por la situación económica, al igual que en los 90, los propietarios tuvieron que tomar una decisión porque hace de diciembre que “no tienen una venta”. Este lunes se pararon frente a sus compañeros y les transmitieron que ya nada pueden hacer para sostener la firma. Después de cincuenta y seis años de intenso trabajo, acompañando a generaciones en el asiento de su bicicleta, tuvieron que tomar la decisión más difícil de todas: Cerrar sus puertas.
“Hoy me tocó pararme frente a mis empleados y comunicarles que no hay mañana para nosotros y que los dejaba sin trabajo. La verdad que no le deseo ni a mi peor enemigo tener que vivir una situación así. No debe haber culpa más denigrante que dejar a alguien sin su sustento”, describió Rogelio Bella, hoy al frente de la firma que creó su papá en 1968.
“Hoy me tocó pararme frente a mis empleados y comunicarles que no hay mañana para nosotros y que los dejaba sin trabajo. La verdad que no le deseo ni a mi peor enemigo tener que vivir una situación así”
Hugo Bella recibió unas máquinas de un proyecto de fábrica de zapatos de un amigo que no prosperó, empezó a pensar qué hacer y encontró un mercado tan interesante como desconocido: Las bicipartes. Después de algunos experimentos y consultas en diferentes mercados, descubrió que podía hacer asientos de bicicleta o en realidad tapas de caucho para los asientos de acero que eran los existentes en la época. Así nació “Tapicería El Miguelito”, en honor a quien le cedió las herramientas de trabajo.
Orgullo Clarkense
Fueron años de mucho trabajo donde todos los integrantes de la familia pasaron horas e hicieron su aporte. Cuando el proyecto comenzó a crecer se mudó de la casa familiar a un taller ubicado en otro inmueble del pueblo. Al tiempo apareció José Moscarola y junto a sus hermanos le propusieron una sociedad. El acuerdo prosperó y hasta se diversificaron con una fábrica de muebles.
De a poco fueron sumando mercado, empleados y experiencia. Hasta el gran escollo de los 90 “con el advenimiento de la ola de importaciones, comenzaron a ingresar asientos de bicicletas desde el exterior compuestos, a diferencia de lo existente hasta el momento en el mercado argentino, por su base de plástico y funda de PVC. La tapa de caucho que se fabricaba hasta ese momento se volvía, de repente, obsoleta y había que tomar la determinación de una restructuración tecnológica de la empresa para adaptarse a los nuevos tiempos”.
Pero, ante la adversidad del momento Hugo y José decidieron hacer algunos aportes de capital para incorporar nueva maquinaria y matricería necesaria para el desafío. Con el paso de los años y la energía intacta, la fábrica fue mutando y ofreciendo alternativas modernas acordes a la demanda del mercado y convirtiéndose en la única que produce asientos en el país. Un orgullo para los Clarkenses.
“Nos duele en el alma”
En la actualidad, la empresa conducida por José, el hijo de Juan Moscarola y Rogelio, hijo de Hugo Bella, enfrentan un nuevo y crucial desafío en el que más allá de los intentos tienen que tomar la peor decisión de todas: Cesar la producción.
En diálogo con IRE, angustiado Rogelio indicó: “Nos quedamos sin venta. Hace de diciembre que prácticamente no estamos vendiendo y lo poco que hemos vendido lo hemos hecho a pérdida. Se terminaron las reservas y llegamos a este punto en que ya no podemos seguir comprando materia prima para producir“. Y remarcó: “Nos duele en el alma. Nosotros con Juan somos la segunda generación acá adentro. Hemos pasado la vida con muchos de nuestros empleados, pero no nos queda otra. No hay más pedido, ni prácticamente regalando los asientos los podemos vender. No hay mucha más explicación que esa”.
“Nos duele en el alma. Nosotros con Juan somos la segunda generación acá adentro. Hemos pasado la vida con muchos de nuestros empleados, pero no nos queda otra”
Si bien los trabajadores sabían del contexto, este lunes les dijeron que el día más temido había llegado: “Estamos en una situación de quiebra, de quiebra en lo emocional, en lo comercial, en lo industrial”. Al tiempo que cuestionó a las autoridades políticas por la falta de acompañamiento.
De esta manera ya sin retorno cierra después de más de medio siglo de producción la histórica fábrica El Miguelito.