En un esfuerzo por resaltar la importancia del federalismo y la historia, el gobernador de la provincia de Santa Fe, Maximiliano Pullaro sorprendió con un pedido especial: La construcción de un monumento conmemorativo dedicado a la emblemática batalla del Mío Mío y a su líder, Estanislao López. La decisión fue recibida con entusiasmo en Carrizales, donde se considera un paso significativo para visibilizar la historia de la región.
“El gobernador me dijo que tenía un proyecto en mente relacionado con el Mío Mío” relató Hugo Rasetto, senador por Iriondo en diálogo con IRÉ, gestor clave en la iniciativa. Con el respaldo del Ministerio de Obras Públicas, los planes para la construcción ya están en marcha, marcando un avance importante para recordar no solo a López, sino también la riqueza del pasado federalista de Argentina.
Estanislao López, que vivió en el siglo XIX, fue reconocido como un líder adelantado para su tiempo. “En 1817, él prácticamente creó lo que podría considerarse la primera constitución americana en Sudamérica, promoviendo una visión federal que aún resuena hoy”, destacó Rasetto al evocar la figura del caudillo santafesino y su lucha por una exención de centralismo que caracterizó a su época.
La Batalla del Mío Mío no fue solo un evento militar, sino un hito estratégico donde la inteligencia de López sobresalió sobre el poder central. El legislador destacó cómo “López utilizó su conocimiento del terreno para vencer a sus oponentes sin hacer una batalla convencional”. Este relato es crucial no solo para entender la historia de la provincia, sino también para recordar las dinámicas entre el poder central y las regiones locales. “El centralismo del poder no conoce la realidad de todo el espacio,” argumentó, a modo de crítica a la actual organización política del país.
“López utilizó su conocimiento del terreno para vencer a sus oponentes sin hacer una batalla convencional”
La ubicación del monumento es trascendental simbólicamente para Carrizales, un área que ahora se verá revalorizada. “Estamos intentando poner a Carrizales en el mapa desde otra perspectiva”, señaló Rasetto, resaltando que este monumento podría estimular el turismo.
Cabe destacar que el proceso de diseño del monumento no será inmediato, pero ya comenzó. “Hay que materializar el arte de imaginar y diseñar algo que realmente representará la historia que queremos contar,” planteó el senador. Sin embargo, la decisión del gobernador generó optimismo en la comunidad, y el apoyo político parece firme, lo que augura un avance en las gestiones.
A medida que este proyecto toma forma, también resalta la visión de Pullaro hacia Santa Fe como un motor de cambio en Argentina, planteó Rasetto y concluyó que “jerarquizar a López desde la perspectiva del federalismo podría tener repercusiones profundas en la identidad de nuestra provincia“.
Batalla del Mío Mio
Clarke tiene en sus tierras el recuerdo de una gran estrategia de Estanislao Lopez cuando hace casi doscientos años convocó a las tropas de los Unitarios liderados por Juan Galo Lavalle. Las esperó en un sector lleno de romerillo que fue letal para sus caballos y logró la victoria. Una conjunción de conocimiento del terreno y estrategia que vale la pena conocer.
Luego del fusilamiento de Dorrego el 1º de diciembre de 1828 y la autoproclamación de Lavalle como gobernador de Buenos Aires, la Convención Nacional de la Provincias Unidas del Río de la Plata desconoció ese nuevo gobierno y repudió el asesinato por “alta traición contra el Estado” con que se quiso justificar su ejecución.
La campaña de Lavalle para tratar de controlar a los caudillos federales del interior continuó con una incursión militar sobre la provincia de Santa Fe, gobernada por Estanislao López, hombre de gran prestigio popular que había intervenido en la gesta independentista. Lavalle era uno de los mejores oficiales de caballería del ejército. Había combatido en la guerra con el Brasil, siendo reconocido como uno de los oficiales más importantes en el triunfo en Ituzaingó, batalla que decidió aquel conflicto.
Una vez firmada la paz, Lavalle regresó a Buenos Aires. Las tropas con las que contaba eran veteranos de aquella campaña. La caballería era decisiva en las guerras del siglo XIX: derrotarla era la clave para ganar la batalla. López contaba con baqueanos, conocedores no sólo de la geografía del territorio santafesino, sino de su flora y fauna. Gracias a ellos, supo de una planta local, el Mio Mio, popularmente conocida como romerillo, de propiedades curativas sólo cuando es ingerida en la proporción justa, pero que de lo contrario y en cantidad, mata al ganado después de tomar agua.
López esperó a las tropas unitarias cerca de la localidad de Carrizales, en un sitio donde esta planta era abundante. Le colocó a su caballería morrales para impedir que consumieran la planta, y esperó la llegada de las tropas de Lavalle. Antes del combate, los fatigados caballos enemigos pastaron a gusto en la zona. Al amanecer, los jinetes unitarios se encontraron con los cadáveres de sus caballos. El regimiento unitario, superior en número y armamento que los federales, fue rápidamente diezmado.
De esta manera pagaban los unitarios su desconocimiento del país al que querían darle una forma de vida europea, aún contra los deseos de la mayoría de su población.