Felix como tantos niños (y grandes) que viven a la vera de las vías esperaba el tren cada día. Lo contaba con ayuda de sus papás o abuelos, saludaba, disfrutaba de su paso. Imaginando tal vez cientos de historias del andén, desde lo desconocido. En paralelo, Walter de kilómetros andados en la enorme estructura de hierro, se sorprendió con su presencia. Lo conmovió, le regaló alegría, y no lo disimuló. Las redes hicieron su magia y hoy son amigos inseparables.
La historia comenzó en mayo con la intervención de Walter Pucheta, un maquinista de Sunchales, que vio cómo lo esperaban pasar y lo describió en su Facebook: “Desde mi locomotora lo pude divisar allá a lo lejos; su pequeña figura esperaba el paso del tren. Nunca sabre su nombre y los de sus padres; mientra su papá filmaba el paso desde lejos; solo atiné a tomar una foto a ese bello niño. Su cara de alegría al verme y su sonrisa al ver que yo tocaba bocina y agitaba mi mano para saludarlo me emociono! Nuestra profesión tiene ese no se que, que nos alegra el corazón! Chau bello niño. En cercania de estación Aldao”.
La viralización no tardó en llegar, y los vecinos de Felix de apenas tres años, le avisaron a sus papás y comenzó la conexión. Luego de un par de solicitudes, conversaciones e historias se pasaron los contactos. Y cada vez que Walter vuelve a la zona le avisa y está su fiel amigo aguardando en el andén.
Para los dos hubo cambios, tiempo después en sus publicaciones el trabajador manifestó “Todavía existen cosas lindas en la vida, que me espere mi querido amiguito Felix para saludarme me llena el corazón”.
Pero no es el único que se regocija de alegría sino que su amiguito incorporó su nombre como parte de sus juegos, en su tren de juguetes es Walter quien lo conduce, y tal como contó su mamá a IRE, cada día espera el aviso para volver a la vera del camino a escuchar la bocina y ver su mano fugaz.